16 Abr, 2015 | "Señor, ¡qué bien se está aquí! Si te parece, armaré tres carpas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Así registra San Mateo la expresión de felicidad plena del apóstol Pedro durante el episodio de la Transfiguración. Ese pasaje bíblico vino a mi mente el pasado sábado apenas entré a la escuela de cocina de Sumito en La Asunción, porque en verdad ¡qué bien se estaba en el inicio de actividades 2015 de Margarita Gastronómica!

Un jubiloso ambiente de paz embriagaba ligeramente el espíritu de la asistencia. La espléndida sonrisa del gato de Cheshire flotaba en todas partes. Los artesanos ofrecían con orgullo el producto de sus manos y de sus corazones. La música discreta, sin estridencias. Un famoso escritor escrutaba y disfrutaba, detrás de sus Ray Ban, la limpidez del aire y la pureza de la luz. Los organizadores del evento prodigaban saludos con esa sonrisa beatífica, casi infantil, de quien se siente abrumado cuando el éxito supera con exceso las previsiones más optimistas.

Cuando la última gota de sancocho fue sorbida golosamente, aparecieron los Palmeros con un paseo de música. Concho en la trompeta, Chuito Oliveros en el saxofón, pregonaban la llegada de los famosos frijoles de Viernes Santo. En fin, el sábado la calle Lárez de La Asunción fue una fiesta inolvidable. El éxito del Master Chef Sancochero que enfrentó a Sumito con Rubén es un signo claramente auspicioso.

Margarita Gastronómica es el fenómeno cultural, social y político más importante ocurrido en la Isla en los últimos años. Aclaro, político en el sentido que define a esa palabra como el arte de hacer posible que, quienes somos por naturaleza distintos, podamos vivir juntos y felices. Margarita Gastronómica es una revolución tranquila que está tejiendo una poderosa red de cooperación, de confianza, de complicidad afectiva, que cambia para bien la manera de hacer y de ser por nuestras islas.