26 Oct, 2014 | "Usted debe acordarse, sobrino, que hace 15 días le hablaba del berenjenal que había significado para el gobierno la equivocadura de los policías del Cicpc al allanar la sede de los colectibios caraqueños y matar a varios de sus integrantes, entre ellos uno que era uña y sucio del Heredero".

El tío Caballo Rojo ve mi gesto de asentimiento y prosigue. "Importante es tener claro que cuando hablo de equivocadura me refiero al pelón en el orden político, pues, según parece, las investigaciones de tipo policial están correctas y los abatidos y sus organizaciones tienen que ver con los crímenes que se investigaban".

Me recuerda que en la conversa de hace dos semanas me decía que estaba preocupado porque el Heredero había calificado de extraña la matazón de colectibios. También recordó textualmente otra parte de sus expresiones en esa ocasión: "Me pregunto hasta dónde llegará el esfuerzo del ministro Rodríguez por aplicar la Ley Desarme o cuánto tiempo durará en el cargo", dijo.

"Bueno, sobrino, el viernes pasado el Mirón de Pajaritos me respondió la preguntica cuando decidió mandar de vacaciones al general Rodríguez Torres y puso en su lugar como ministra de Relaciones Interiores Justicia y Paz a la almiranta en jefa que tenía la cartera de la Defensa. O sea, que los colectibios le ganaron la pelea al hombre de los cuadrantes, quien con sus estrategias les estaba estorbando en su desempeño habitual, o sea, el crimen".

Añade Caballo que casi con seguridad matemática, cree que estos escuadrones armados le dijeron al Heredero que si no sacaba al Gene, lo iban a sacar a él. "Es que estos colectibios han acumulado tanto poder que hoy en día los detectives que participaron en la matazón y su jefe inmediato están requeridos por los tribunales y no será extraño que fueran acusados de homicidio y condenados en consecuencia".

Como sea, parece que estamos llegando al llegadero, porque el país no puede avanzar, ni siquiera sobrevivir bajo las condiciones que dicte la delincuencia enmascarada con la capucha política del mal llamado poder popular. Señala que lo sucedido evidencia que el país, al final, está gobernado por gente que son presa de sus propios demonios.

"Se lo dije, sobrino, la patria no puede seguir pagando el precio de ese pacto con el diablo que firmó el Heredero. Algo habrá que hacer, amigo Colacho".