20 Sep, 2014 | Es muy antigua la patraña política, utilizar el terror y la manipulación para alcanzar el poder en una nación. En el caso venezolano, estos grupúsculos fascistas opositores, ultraderechas y sujetos delincuenciales que realizan operaciones psicológicas y terroristas están apoyados abierta, doctrinal y financieramente desde el exterior. Un ejemplo de ello son las acciones manifiestas por el operador médico Ángel Sarmiento contra el Hospital Central de Maracay.

Son expresiones de Guerra de IV Generación que responden a un guion previamente establecido por equipos pensantes, los cuales ejecutan acciones en cualquiera de sus formas: económica, psicológica, terrorista o de manipulación mediática transgresora. Un "think tank", o tanque de pensamientos e ideas, es un laboratorio de operaciones psicológicas y económicas; cuentan con expertos de naturaleza investigadora en el ámbito de la psicología y las ciencias sociales. Normalmente están vinculados a partidos políticos o grupos de presión, se caracterizan por evidenciar una orientación ideológica marcada más o menos evidente ante la opinión pública. Los "think tanks" a menudo están relacionados con empresas y corporaciones privadas, instituciones académicas o de otro tipo nacional o extranjero. En la política opositora se han dedicado especialmente a las continuas agresiones contra el pueblo más humilde y sencillo. Estas operaciones de guerra psicológica son por esencia contrarias a la paz y tranquilidad de la república. Son contrarias a la salud pública y a los derechos humanos. Sería insensato dejar de reconocer que todas estas acciones tienen una naturaleza agresiva y hostil que han sido propiciadas de manera foquista contra la economía y la sociedad.

En los últimos meses han tenido carácter auténticamente belicista por sus acciones asesinas y vandálicas. Quienes están provocando y apoyando peligrosamente este tipo de violencia criminal en algunas localidades del país tienen que ser cuestionados y sometidos con el imperio de las leyes y el debido proceso de la justicia. Todos somos signatarios de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por lo tanto es una demanda correcta, moral y espiritualmente justa que el Estado tenga que defender nuestro país de los ataques subversivos de este tipo de guerra sin límites, económica, psicológica, terrorista y de manipulación mediática transgresora. Venceremos.