29 Ago, 2014 | Nos comentaba Doña Elodia que en el conclave de los no muy religiosos integrantes del equipo Zaperoco, nos ocupamos en tratar de conseguirles explicaciones a cosas y casos que en verdad, no logramos entender: Uno: El horario bancario, es decir el purgatorio que significa el tiempo que va de 11:00 a.m. a 2:00 p.m., cuando la mayoría de los cajeros y operadoras se marchan a meter los pies bajo la mesa o bajo el carro de perro caliente y dejan solo, uno de cada uno de ellos para atender a los hambrientos clientes. ¿Horario? Dos: Un Gobierno propiedad de un equipo deportivo profesional –léase Guaiqueríes-. Nos preguntamos: ¿Qué C… hace un gobierno con un equipo deportivo profesional? Tres: La discapacidad gerencial de los encargados, en los últimos años, de hacer los cambios y contrataciones de los jugadores de los Gloriosos Guaiqueríes. Esas negociaciones son de lo peor y siempre juegan a perder. ¿A quién van? Cuatro: La errónea interpretación de la concepción de paridad de género divulgada por el Presidente Chávez y que ahora esgrimen algunos dirigentes para la escogencia de aspirantes a cualquier cosa; si necesitan seleccionar, por ejemplo, seis personas para una propuesta determinada, inmediatamente estos mentes é pollos deciden que deben ser tres hombre y tres mujeres, ¡craso error! ¿Por qué no pueden ser todos hombres o todas mujeres, o cinco mujeres y un hombre, o cuatro hombres y dos mujeres, por plantear algo? Una selección ideal e inteligente debe hacerse en base a la aptitud y cualidades tanto de los hombres como de las mujeres, pero nunca por sexo, es decir, la capacidad no se puede medir por la tenencia de pene o de vulva. ¡Por favor! Cinco: También la errónea concepción de creer que por joven o pertenecer a la juventud X, se es más capaz y eficiente para la ejecución de un trabajo específico. La mentira de creer que por ser de la juventud Z o de la generación de cobre, plata u oro, se es más inteligente y se tiene mayor guáramo para enfrentar una coyuntura determinada. Eso no es verdad y cada día vemos como se rompe ese paradigma, al observar el reiterado fracaso de algunos renombrados y mediáticamente promocionados jóvenes que no dan pies con bola en las responsabilidades asignadas. La edad tiene su importancia, no lo negamos, pero no determina la capacidad, aptitud y actitud para el trabajo… para la vida. El espíritu cuenta: la pro actividad, disposición para el cambio, capacidad transformadora, constancia, lo contestatario, inconformidad, descernimiento… En definitiva, podemos afirmar que si el Maestro Prieto viviera, seguro que con sus 112 años seria más joven que muchos muchachos veintones y treintones que hoy ocupan posiciones y responsabilidades importantes en este proceso gubernamental. El equilibrio es lo ideal. Por ahora está bueno, hasta el próximo Zaperoco.