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26 de abril de 2024





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Pa'trás y pa'lante
Estamos a la deriva. Hace más de una semana los ministros pusieron su cargo a la orden y todavía no han sido sustituidos ni ratificados.
Manuel Narváez | narvaezchacon@gmail.com

28 Ago, 2014 | Tenemos un presidente, muchos ministros y una trulla (en buen margariteño se pronuncia trullá) de viceministros; pero no hay gobierno. Se hacen declaraciones enfáticas y, casi enseguida, se desdicen. Se improvisa, se desvaría, se habla paja por toneladas. Al quedar en evidencia sus despropósitos, recurren a la estratagema infantil: "eso no era en serio, era jugando". Gobernar significa conducir procesos y hoy ni siquiera existe un rumbo definido.

Estamos a la deriva. Hace más de una semana los ministros pusieron su cargo a la orden y todavía no han sido sustituidos ni ratificados. En Francia, Hollande, el impopular presidente, acepta el lunes la dimisión de los ministros y el martes se designan los nuevos. Allá, claridad de rumbo, así sea en la dirección equivocada. Allá hay gobierno. Aquí, permanecemos en el limbo. ¿Se quedan? ¿Se van?

Antier Andrés Eloy, el de la Sundde, nos aseguraba que el control biométrico era la solución definitiva a las colas, el desabastecimiento y la reventa buhoneril con sobreprecio de los productos de consumo básico. Pero ayer el presidente Maduro nos dice que no, que las captahuellas no van.

El primer deber de un gobierno es el de generar confianza, de reducir al mínimo posible los niveles de incertidumbre. Este que tenemos todo lo enreda. Los escuchamos pronunciar su caletre ideológico mal aprendido y vemos en ellos a los malos estudiantes que pretenden ocultar su ignorancia y el temor a la reprobación, a punta de lugares comunes y frases rimbombantes. Forma sin fondo.

Muerto el Hiperlíder y raspada la olla, se agotó el chavismo; porque ese "pensamiento", ese "modelo", consistía en la existencia de un líder carismático con plata para repartir. Por eso el desconcierto entre quienes ocupan los cargos de gobierno: se les agotó el guion. Deambulan patéticos sobre el escenario a la manera de los personajes de la famosa obra de Pirandello, buscando un autor. La semana pasada fueron a Cuba, pero Fidel no tiene el genio del dramaturgo italiano.




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