27 Jul, 2014 | "Ayer por casualidad sobrino, pasé por un abasto donde no había cola y escuché que una mujer conversaba con otra en el momento en que le sacaban la cuenta de su compra y se quejaba del alto costo de la vida. Su interlocutora no perdió oportunidad de exhibir su inteligencia y de manera expedita apostrofó por su ignorancia a la quejosa diciéndole que el alto costo de la vida es un problema mundial y por ello no se le podía echar la culpa al gobierno".

Le digo al tío Caballo Rojo que por lo menos eso es lo que dicen los economistas y políticos alineados con el Proceso y que entiendo que entre los primeros al menos hay gente preparada que debe saber lo que dice.

"Pazguatadas sobrino, mire que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Esos economistas simplemente están al servicio del gobierno porque ellos y todo el que lea periódicos sabe que aquí mismito, vecinos nuestros como Colombia, el costo de la vida es muchísimo más bajo que de nuestro lado de la frontera; saben que en Chile y Ecuador, donde gobiernan líderes socialistas como Michelle Bachelet y Rafael Correa, este último muy compinche del difunto, la inflación gira alrededor del 5%; saben también que la vida en Venezuela es más cara que en el resto del continente americano y que sufrimos uno de los índices inflacionarios más altos del mundo".

Le pregunto que si todo eso es verdad, como es que poco más de la mitad de los venezolanos siguen creyendo en lo que dice el Heredero y su gente y le dan crédito a la famosa leyenda urbana de la guerra económica. "La respuesta se la tengo. Primero, que el Difunto encarnó las ansias de redención de la población y canalizó su resentimiento frente a la sinvergüenzura de los gobernantes de la Cuarta y, segundo, porque la oposición criolla no se ha propuesto en serio deslindarse de esos sinvergüenzas que quieren volver al poder. Mientras la gente vea que los candidatos a diputados, concejales y alcaldes son los mismos de antes, no volverán a darle su confianza. Si esta gente deja la escena, el gobierno se cae solito porque, por instinto de sobrevivencia, la gente buscará nuevos líderes, convencida por la dura realidad, de que lo que pasa en Venezuela, no sucede en el resto del mundo".