174 personas fueron rescatadas. / Foto: EFE

19 Abr, 2014 | A 32 ascendió la cifra de fallecidos por el hundimiento del buque Sewol en Corea del Sur el pasado miércoles, con el hallazgo de tres cadáveres flotando a la deriva, mientras que 270 pasajeros siguen desaparecidos, cuando este sábado los parientes mostraron su desesperación al ver cómo terminó de sumergirse el casco de la nave, que quedaba en la superficie.

El ferry está a 30 metros bajo el agua, volcado 180 grados y bajo una espesa mancha de combustible derramada, lo que dificulta al extremo la visibilidad en la búsqueda de cuerpos, informó EFE.

Los buzos avistaron otros tres cuerpos a través de un cristal en su recorrido por el barco, pero no han podido acceder al lugar.

Los parientes de las víctimas se mantienen congregados en un gimnasio de la cercana ciudad costera de Jindo, en el suroeste del país, donde pueden ver las imágenes del lugar del rescate a través de una pantalla.

Las esperanzas de hallar sobrevivientes son cada vez menores, ante la imposibilidad de acceder al buque, en el que viajaban en su mayoría jóvenes de 16 y 17 años.

174 personas fueron rescatadas, de acuerdo con las cifras actualizadas para este sábado, después de que el Gobierno corrigiera los números a la baja tras ofrecer balances erróneos durante los tres primeros días.

Al menos cuatro grúas esperan en los alrededores para recuperar el Sewol con la ayuda de un dique flotante, aunque todavía no han entrado en acción por el miedo a que un movimiento brusco en la nave acabe con las vidas de posibles supervivientes que se hallaran dentro.

Capitán detenido

El capitán del ferry, Lee Joon-seok, de 69 años, fue detenido este sábado y reconoció que demoró la evacuación, informó la agencia de noticias Yonhap. Se enfrenta a cinco cargos, entre los que se incluye negligencia y violación de la ley marítima.

"Pensé que los pasajeros serían arrastrados al mar en caso de ser evacuados precipitadamente", declaró ante las televisoras surcoreanas tras su aprehensión.

Argumentó que en la zona donde ocurrió el accidente las aguas son frías y presentan olas y fuertes corrientes, por lo que creyó que los pasajeros pasarían "graves apuros" en caso de caer al mar, "incluso con los chalecos salvavidas puestos".

La investigación determinó que Lee no se encontraba a bordo en el momento en el que el barco comenzó a inclinarse rápidamente el miércoles, y que un oficial de menor rango era el que estaba al timón.