15 Abr, 2014 | Todos los venezolanos lo vieron por televisión y escucharon por las emisoras de radio en cadena nacional, una de las exigencias de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Un debate que era justo y necesario. El país conocía una sola visión del problema: la del gobierno. Un gobierno que usa y abusa de los medios de comunicación encadenándolos para tratar e imponer su versión de lo que ocurre.

La grave crisis política, social y económica los obligó a escuchar a quienes adversamos sus políticas. No fue fácil lograrlo, hubo que transitar un camino duro y complejo, que acumula 41 muertos, miles de detenidos, torturados y humillados por las fuerzas militares, policiales y los grupos armados afectos al oficialismo que cometen desafueros como esa salvajada que hicieron en la UCV de apalear y desnudar a varios estudiantes.

Negar que Venezuela esté sumida en una crisis es tarea de necios. Solo basta con salir a la calle y observar las inmensas colas de horas ante abastos y supermercados para conseguir leche, harina de maíz, arroz, margarina o café, sentir que no alcanza lo que ganamos para mantener a nuestras familias, que la inflación vuelve sal y agua los bolívares que devengamos con el trabajo digno, que nadie sabe si va a regresar vivo a su casa ante la pavorosa inseguridad que sufrimos, que no hay cemento, ni cauchos, ni baterías, que no se encuentren las medicinas, que nuestros ambulatorios y hospitales estén en lamentables condiciones, y que el Puerto Libre esté prácticamente quebrado porque el gobierno no le suministra las divisas necesarias para su vigencia, y todo esto ocurre en un país con la renta petrolera más alta de toda su historia. No hay derecho. Peor imposible.

Debatir y dialogar es un ejercicio civilizado de la política. Lo hicieron Estados Unidos y Vietnam mientras libraban una cruenta guerra. Lo hicieron en Centroamérica en Nicaragua y El Salvador. Los venezolanos tenemos suficientes motivos para protestar por las malas políticas del gobierno. Desde la MUD creemos que la visión política, económica y social del gobierno es un auténtico fracaso y así fue demostrado con cifras que todos vieron y escucharon en ese debate, que fue ampliamente favorable a los dirigentes democráticos. Los dirigentes oficialistas solo hicieron alusiones al pasado, utilizaron fraseología, y algunos andaban como "cucarachas en baile de gallinas", ese no era su ambiente, acostumbrados como están a mandar sin argumentar ni discernir.

Frente al debate hay optimismo y esperanza. La MUD lanzó una agenda de discusión que comienza por la Comisión de la Verdad y una Ley de Amnistía. Vamos a ver hasta dónde llega la voluntad del gobierno.

Si hay fracaso, el gobierno de Maduro tendrá que responder ante la historia.