La hermosa vista que brinda la playa desde el Paseo Guaraguao hacia la Marina del Concorde. / Foto: TANYA MILLÁN

26 Mar, 2014 | El magnético encanto de la costa margariteña ha conquistado infinitos corazones extranjeros. Cuenta el cronista de Porlamar, Erwin Murguey, que Nicolás Ferdinandov, pintor ruso que hizo de Nueva Esparta su hogar, fue quien bautizó la playa Bella Vista, de casi mil metros.

Desde el segundo piso de su casa de madera en la bahía de Guaraguao, contemplaba la costa insular, sintiéndose privilegiado por el paisaje que terminaba en el morro. Para él, una "Bella Vista", musa constante de su creación plástica.

Pero no sólo la vista maravilla, sus cálidas aguas de unos 27 grados y su tranquilo oleaje hicieron de esta playa una de las más famosas y visitadas durante la década de los 80.

Su amplia orilla de arena blanquecina adornada de palmeras atrajo a turistas e inversionistas. Hoy en día, desde el Paseo Guaraguao -donde comienza- hasta la playa Concorde -donde termina-.

La playa Bella Vista ofrece una amplia gama de servicios turísticos, desde hoteles de primera, hasta restaurantes con especialidades en mariscos.

Otro atractivo indiscutible es la actividad pesquera que se desarrolla a sus orillas.

Una importante comunidad de pescadores siguen sus costumbres desde Bella Vista.
Por el transcurrir de los años y el auge de nuevas atracciones en la Isla, el turismo en el sector ha disminuido.

Para reactivar el interés de locales y extranjeros, los comerciantes del sector junto con la policía municipal han saneado la playa. Mantienen constante vigilancia y ofrecen servicios de buena calidad al mejor precio.

Qué mejor forma de celebrar el 478 aniversario del Pueblo de la Mar que reconociendo los espacios que por años han ofrecido diversión y entretenimiento a ñeros y navegados.

Precisión

Cuenta Erwin Murguey que aunque un día como hoy fue oficialmente presentada la Villa del Espíritu Santo (Porlamar) por el padre Francisco de Villacorta a los Reyes españoles en 1536, hacía 10 años que Pedro de Villardiga, teniente de Gobernación de los Villalobos de Margarita, había tomado el sector, que ya estaba previamente habitado por aborígenes.