Como toda buena margariteña, Asunción "Ma' Chon" Velásquez siempre invoca a la Virgen del Valle, Patrona de Oriente. También es devota de José Gregorio Hernández y de la Virgen de Chiquinquirá. / Foto: ARCHIVO

23 Feb, 2014 | Asunción "Ma' Chon" Velásquez viuda de Marín es toda una reina de la margariteñidad; amada por hijos y nietos, también respetada por sus vecinos de Las Barrancas, una pequeña comunidad del municipio Díaz que se ha dado a conocer por su carnavales familiares, bautizados como "turísticos". Junto con su familia, es la pionera de las llamadas carrozas sobre carretillas.

Junto a su hija Maigualida, recrea cómo surgió esta iniciativa hace 28 años.

"Ese año elegimos la reina entre nosotros mismos en la casa y decidimos utilizar una carretilla de las que se utilizan para la construcción. Colocamos una gavera vacía de refrescos, sobre ésta una sábana y comenzamos a pasear la reina por la calle principal. Al año siguiente lo volvimos a hacer, pero ya más adornada, incluso trayendo bejucos del río".

Y así cada año mejoró el diseño; en adelante surgieron no solo una sino varias carretillas como base, en estructuras de acero que sirven de plataforma a las carrozas. El recorrido se extendió a Las Villarroeles, Los Altos de Las Barrancas, Guatacaral y Carapacho.

El entusiasmo creció y en la actualidad desfilan más de 20 carrozas por el pueblo, adultos y niños disfrazados, comparsas y bandas show. Como ha crecido la iniciativa, el Carnaval ahora es organizado por una fundación llamada Funcabar.

Jugaban con agua

Los relatos de Velásquez sobre el origen de las carrozas y carretillas en este pueblo del municipio Díaz, localizado a pocos kilómetros de San Juan Bautista y con 1.200 habitantes, los recrea con otras vivencias, desde los tiempos en que se jugaba el carnaval con agua.

"Era muy divertido, yo agarraba los baldes con agua y se los lanzaba a mis hijos y a mis nietos. Ellos corrían detrás de mí dentro de la casa para mojarme también. Era una sana diversión. Eso no se hace ahora", dijo sonriente.

"Eran tiempos buenos que ya no volverán", agregó con nostalgia.

A toda la familia le gusta el carnaval y para las próximos desfiles arman su carroza con la idea de participar como siempre.

Asunción Velásquez, nacida en Las Barrancas el 6 de enero de 1939, se casó muy joven con Cornelio Marín, de quien enviudó en el año 2000. Junto a él formó una familia y crió seis hijos: Evelester, Silexis, Eugenio, Maigualida, Liliana y Betzabet. Actualmente suma 18 nietos.

Su papá, Jorge Moreno, fue joyero y arreglaba relojes, mientras su mamá, Petronila Velásquez, de 101 años, aún es una respetable matrona del pueblo.

Su esposo trabajó muchos años en el MOP (el entonces Ministerio de Obras Públicas) y, cuando lo jubilaron, montó un establecimiento en el pueblo donde vendía desde productos alimenticios hasta cervezas.

Alegre y jovial

La casa de los Marín Velásquez tiene un largo patio. El fondo topa casi con la otra cuadra. En la sala, "Ma' Chon" se sienta al lado de su Virgencita del Valle. Tiene, además, la imagen de José Gregorio Hernández y de la Virgen de Chiquinquirá.

En medio de la conversación se proyecta una mujer que ha vivido intensamente, desprendida de riquezas materiales, pero con mucha fortaleza espiritual y amor de familia. También le caracteriza una forma de ser jovial y alegre.

Humildes pero en paz

Narró cómo en su niñez y juventud vivieron las limitaciones de la época, en una isla de Margarita sin mayores fuentes de empleo.

"En casa cosíamos alpargatas e íbamos a pie hasta El Espinal para entregarlas. Llevábamos el bojote en la cabeza. Como no había vehículos, uno caminaba largo trecho".

No solo eran recorridos para entregar los pedidos, sino también a la hora de ir a las fiestas de San Juan e incluso hasta las festividades patronales de María Auxiliadora en La Guardia.

"El margariteño de la época caminaba mucho, porque no había otra forma de movilizarse. Lo bueno es que no existía peligro, nadie se metía con el otro".

Añora esos tiempos, en contraste con el actual en el que "ya uno no puede ni sentarse a las puertas de su casa a las nueve de la noche", refirió con relación al ambiente de inseguridad que actualmente prevalece.

En el municipio Díaz se carece de un cuerpo policial y, por su parte, el Instituto de Policía del estado Nueva Esparta tiene solo una tímida y casi nula presencia. Apenas se ven funcionarios en el centro de San Juan, por lo que el resto de las poblaciones están "a la buena de Dios".

En ese contexto, el pueblo de Las Barrancas no es el mismo de sus recuerdos y ahora hay que estar más vigilantes.

Al paso de las carrozas...

Cada año, la calle principal de Las Barrancas, municipio Díaz, se llena de público al paso de las pequeñas carrozas, comparsas y personas disfrazadas, entre niños y adultos.

Según recientes anuncios de la Fundación Carnavales Turísticos de Las Barrancas (Funcabar), la cual los organiza, se realizarán los desfiles como todos los años. Ofrecen una buena premiación para los participantes en los diferentes renglones, a la vez que prometen reforzar la seguridad para evitar problemas de orden público.