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Debe evitarse que semilla de la violencia germine en colegios
Comienza como un "chalequeo" o broma pesada entre compañeros de clases, pero termina siendo un patrón de conducta entre quienes quieren dominar o ser líderes a fuerza de la humillación. Hay que abogar por la noviolencia.
Yanet Escalona

Foto: ARCHIVO

Niños en la escuela. / Foto: ARCHIVO

10 Feb, 2014 | Si no se actúa a tiempo, paradójicamente colegios y escuelas, destinados en esencia al cultivo del intelecto y el conocimiento, también pueden convertirse en terreno fértil para que germine la mala semilla de la violencia.

Desde hace algunos años se ha venido alertando al respecto, a escala nacional e internacional, pero cuando ya toca las puertas de una isla como Margarita, se prende el bombillo de alerta.

La psicóloga y psicoterapeuta Sibylle Ochoa (ochoasos@hotmail.com), quien durante muchos años ha trabajado en el área escolar, sobre todo de planteles privados, asegura que en la región insular se han incrementado los casos y ese tipo de actitudes de acoso, hostigamiento o bullying, como también se conoce, y que informalmente puede comenzar como un simple "chalequeo".

"El acoso escolar va en aumento y aun cuando por mi experiencia he tenido más contacto con planteles privados, también tengo conocimiento que está aumentando también en los públicos", dice Ochoa.

Hace la acotación porque, independientemente de si se tiene una posición económica sólida o de bajos recursos, el contexto actual lleva a estar muy pendiente del comportamiento de los hijos, ya sea si se colocan en el rol de agresores o si, en todo caso, resultan las víctimas.

Cada persona tiene su historia familiar. El entorno en el hogar también influye en su comportamiento, porque muchas veces a los hijos se les dota de todo lo material, el mejor teléfono o los mejores equipos electrónicos, pero tienen abismales carencias afectivas. No hay tiempo para la comunicación en casa.

"Incluso he notado que cuando se convoca a una reunión en el colegio, más bien acuden los padres de los niños que no generan problemas. Los otros parecen no tener tiempo para hablar de los suyos. Esto tiene también relación con la situación económica, la necesidad de redoblar los esfuerzos para generar ingreso, la angustia por producir y sobresalir en una sociedad competitiva y muy consumista", señala la psicóloga.

Algunos niños y jóvenes quieren dominar, rechazan al otro, se burlan, lo acosan y a quienes son buenos estudiantes o cultivan valores los tildan de nerds, de "gallos" o hasta de "jalamecates". Prevalece el trato con base en los antivalores. El "líder" incluso escoge el tipo de agresión y a la persona objeto de la burla. Un patrón de conducta que debe ser erradicado porque no es un juego.

¿Qué hacer?

Según el profesor Antonio Pérez Esclarín, quien estuvo recientemente en la Isla, "para prevenir y enfrentar el problema hay que comenzar por dejar de pensar 'que todo esto es normal entre estudiantes', 'que se trata tan solo de bromas de muchachos', y trabajar todos (familia, educadores, políticos, ciudadanos en general), por una cultura del respeto y el buen trato, que combata con decisión todo insulto, maltrato, humillaciones, ofensas y nunca aliente o celebre los maltratos y peleas".

Las investigaciones confirman que, en la mitad de los casos, se termina la agresión si alguno de los espectadores dice con firmeza: "basta ya", "esto no es gracioso", "¿te gustaría que te lo hicieran a tí?". Por eso no hay que seguirles el juego.

Acoso escolar

"La violencia crece (...) Pero hoy quiero abordar un tipo de violencia, que pocas veces se condena por parecer menos peligrosa, pero que con frecuencia tiene consecuencias muy graves. Me estoy refiriendo al bullying o acoso escolar, que está preocupando mucho en Europa. La palabra bullying viene del inglés bully, que significa matón o agresor.

En este sentido se trataría de conductas que tienen que ver de una forma reiterada con los insultos, las burlas, las bromas muy pesadas, la intimidación, la humillación, los golpes… A veces es un individuo el que acosa y maltrata; en otras, un grupo o pandilla.

Por lo general, este tipo de acoso se da entre alumnos de edades comprendidas entre los 6 y 17 años, aunque la edad de mayor riesgo en la aparición de este tipo de violencia se sitúa entre los 11 y 15 años. Si bien estas situaciones resultan muy comunes en los centros educativos, suelen ser muy dañinas para los que las sufren.

Las consecuencias van desde el temor a ir a la escuela o el liceo, el desinterés por los estudios y su abandono, el retraimiento y la angustia, hasta el causar traumas y daños irreparables que pueden llevar incluso al suicidio. Tal es el célebre caso, entre otros, de Jokin, un alumno de 14 años que se suicidó en Hondarrabía, un pueblito vasco, harto ya de tanto maltrato por un grupo de sus compañeros.

Si bien hay una gran variedad de tipos de acosadores, todos tienen en común algo o alguien que los hace sentir inseguros, de modo que ellos fanfarronean y agreden para sentirse mejor. Por ello, la agresión y el acoso generalmente se da con espectadores, con muchachos alrededor. Para el agresor tener público es muy importante", escribe Antonio Pérez Esclarín (pesclarin@cantv.net) en www.mundoescolar.org.

Pérez Esclarín recuerda tres frases de Mahatma Gandhi, el apóstol de la noviolencia: "Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena"; "La humanidad no puede liberarse de la violencia más que por medio de la noviolencia"; "No dejes que muera el sol sin que hayan muerto tus rencores". Engloban un gran mensaje para que cada quien contribuya a construir un mundo mejor.




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