La fiesta se celebra cada 28 de diciembre. / Foto: CORTESÍA ALBA

29 Dic, 2013 | La esperada fiesta del Mono en el municipio Cedeño, al oeste del estado Monagas, comenzó este 27 de diciembre en la noche con el grito del mono y desde entonces la parroquia de Caicara se ha convertido en un derroche de algarabía y cuerpos pintados en témpera de la cabeza a los pies.

El que va para la fiesta tiene que ir preparado para recibir desconocidos y amistades, manotazos de pintura como forma de saludo y juego entre todos los presentes. Nadie se salva.

Desde la entrada del municipio las colas no son motivo de aburrimiento, pues todos van oyendo en sus carros la canción del mono y cazando un puesto para estacionarse.

Una vez en el monódromo de Caicara, tratar de conseguirse con gente conocida es una odisea, pues no hay rincón vacío; son miles de personas concentradas en un espacio al aire libre que no deja cabida ni para la cobertura telefónica.

"Allá viene el mono, viene desde Punta de Mata, lo vienen bailando todos en una pata, todo el mundo baila, todo el mundo baila el mono en una pata", cantan al unísono los asistentes junto a las 28 parranditas que van tocando una a una al estilo del estribillo oriental.

"Me encanta venir a la fiesta del mono porque es una celebración sana porque lo que hacemos es bailar y llenarnos de pintura, todos entre familia y seres queridos", expresó Julia Montero, habitante de Maturín.

Por su parte, Carlos Luis Reyes, habitante del estado Anzoátegui, viajó desde tempranito para llegar a buena hora este sábado. "Todos los años vengo, por nada me lo pierdo, somos 15 personas que nos venimos en caravana, es una tradición decembrina de Monagas para toda Venezuela", manifestó el anzoatiguense.

Esta tradición nació hace al menos un siglo por las comunidades indígenas chaima en honor a los Santos Inocentes. Se celebra todos los 28 de diciembre.

Durante la celebración, un personaje vestido con traje de mono baila seguido en fila por los caicarenses tomados por la cintura y dando la orden de bailar agachado o de un lado a otro y supervisando la danza; el mono no deja de soltar unos leves correazos a quien no siga el ritmo.