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Vivir para siempre
Mandela demostró con su vida que la lucha pacífica no sólo es deseable, sino posible.
Carolina Jaimes Branger / @cjaimesb

8 Dic, 2013 | Humanidad, compasión y sobre todo, humildad. Nelson Mandela deja un legado como pocos en la historia del hombre. Cuando supe de su muerte, aún cuando la esperaba desde hace meses, sentí dolor y ganas de llorar, como si se me hubiera muerto alguien cercano. Y es que la gente de paz es como una gran familia.

Mandela demostró con su vida que la lucha pacífica no sólo es deseable, sino posible. Espero que su muerte no desate los demonios que pueden llevar a Suráfrica -y a otros países del África- a conflictos raciales de gran envergadura. Pareciera que es más fácil soltar los demonios y dejar actuar las bajas pasiones que continuar por la senda de la paz y la conciliación.

La grandeza de Nelson Mandela crecerá con el tiempo y el suyo será el perfecto ejemplo de cómo se lucha por y para una idea, hasta el punto de estar dispuesto a dar la vida por ella. Sólo un alma grande sale de la cárcel tras más de tres décadas de una condena injusta, trabajos forzados y torturas, no a buscar venganza, sino a tender puentes. Si alguien tenía razones para vengarse, ése era él.

La lucha por los derechos humanos tuvo en Mandela uno de sus bastiones. Y sus logros se han hecho patentes en todas partes. No me cabe duda, por ejemplo, de que el presidente de los Estados Unidos hoy es un hombre de raza negra en buena parte porque la voz de Mandela en contra del racismo y el apartheid llegó hasta los rincones más recónditos, se escuchó y tuvo eco... Gandhi y Martin Luther King tuvieron en él una fuente de inspiración inagotable.

Pero lo que viene a continuación no es fácil... Los fanáticos buscarán imponer sus criterios como sea y pueden echar por tierra los grandísimos pasos que se han dado en la cruzada por la igualdad de los seres humanos. Ya lo dijo Einstein: la estupidez humana es infinita. Mandela, con su sonrisa franca y su sabiduría, su campechanía y bondad, su valor y su fuerza, desgraciadamente ya no estará ahí para servir de muro de contención como lo hizo tantas veces. ¡Se acaba de ir y ya hace falta!

La muerte de Nelson Mandela es su salto a la eternidad y a la vez una terrible pérdida para la Humanidad. Dicen que la muerte es un paso en la evolución, pero las reglas tienen excepciones: no ha habido muchas personas como Mandela... Esos portadores de luz deberían vivir para siempre...




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