27 Nov, 2020 | Así es como se hacen las cosas. El régimen ha dispuesto que en Venezuela todo el mundo vuelque sus energías a las celebraciones navideñas. El país entró en la “nueva normalidad”, gracias a que el mandatario le pidió al Santo Cachón (ese mismo que convenció al Todopoderoso de nombrar Papa a un cura de rara trayectoria) que intercediera ante Papadiós para que nos diera un “taima” ante el Covid y pudiéramos tomarnos los “palitos” y comernos las hallacas en diciembre con tranquilidad, sin riesgos de contagios por los abrazos y los besos.
De manera pues, a partir del 30 de noviembre la pandemia se tomará un mes de descanso, aunque promete volver con mayores bríos desde el mismo Primero de enero. La semana próxima volarán los aviones a sus destinos favoritos en el país, pero también podrán viajar los venezolanos a disfrutar de la navidad rusa o pasar las fiestas en Teherán.
Por los bolívares no se preocupen, que ya el dólar anda a millón y, no es un desatino pensar que para el 31 se haya duplicado, por lo que, con los aguinaldos y las pensiones al precio del día, las compras navideñas están garantizadas.
Sin embargo, para que nadie se quede corto a la hora de las celebraciones, el régimen proveerá los bonos electorales. Todo el que vaya a sufragar recibirá en los días previos su platica, un pernil (no los 700 gramos del año pasado) y el súper combo tropical del clap.
Y si por alguna razón (seguramente debido al bloqueo) usted no ha recibido nada de lo antes mencionado antes del 6D, tenga confianza y fe que, en el curso de los próximos días o años, verá como el régimen le responde. Eso está garantizado
Y a ese descreído que está chinito por preguntar, sólo para tratar de aguar la fiesta, si habrá suficiente gasolina como para salir a parrandear y disfrutar sin limitaciones ni preocupaciones, le decimos que el Santo Cachón, al decir de su más fiel devoto, aseguró que el Supremo orinará a raudales el combustible sobre las cabezas de los mortales criollos en esta región. Eso sí, la única condición para que esto se haga realidad, es que al menos 20 millones de pendejos vayan a votar. De modo que, aquel desadaptado pitiyanqui que no acuda a sufragar, se hará acreedor de la ira del mencionado santurrón. Ojo e ‘garza, pues.