18 Sep, 2020 | La estrategia de Juan Guaidó y del grupo de los 4 (G4), integrado por facciones de los partidos Acción Democrática, Voluntad Popular y Primero Justicia, y por Un Nuevo Tiempo, está muy clara, especialmente para el ex presidente de la Asamblea Nacional, quien desesperadamente busca mantener el estatus de un interinato que en el mundo le ha generado, importantes “compañeros de ruta”, quienes le han servido para cultivar su infinito ego y a procurarse una fortuna material que se encuentra en franco proceso de crecimiento.

En primer lugar, debemos señalar que el diputado Guaidó no se gobierna, que detrás de él actúa a placer, el líder fundador de Voluntad Popular, Leopoldo López, y que ambos, son pieza importante en Venezuela del dispositivo geopolítico que los Estados Unidos de Norteamérica tienen dispuesto para sur América, el de países integrantes de su “patio trasero”.

En segundo lugar, toca precisar que el grupo de los 4 (G4) está disminuido y no precisamente porque el Tribunal Supremo de Justicia, haya resuelto intervenir en la “vida interna” de esas organizaciones, a solicitud por cierto, de parte importante de su militancia de base y de los liderazgos regionales, sino fundamentalmente por la desconexión de su anquilosada dirección política con la cotidianidad ciudadana.

Guaidó busca desesperadamente prolongar la vida de una condición inexistente en la vida real, sin incidencia alguna en la vida nacional, pero que desde el exterior ha hecho lo indecible por “amargarle la vida” especialmente a los venezolanos de a pie.

Está buscando de todas las formas posibles inventar una “consulta popular” para legitimar su “manguangua presidencial”, y seguir disfrutando de los privilegios y el buen vivir que esta condición le han proporcionado a él y a sus allegados, quienes disfrutan a plenitud de los aportes económicos y materiales que algunos integrantes de la comunidad internacional le proporcionan, con el evidente interés de participar en las “tareas de reconstrucción económica”, que el personaje de marras les ha ofrecido, en el caso de consumar su asalto al poder.

Afortunadamente se produjo un deslinde importante en el campo opositor, cuando en septiembre del año pasado un grupo de partidos políticos y de personalidades de ese sector decidieron instalar con el gobierno nacional, una Mesa de Diálogo, quizá la que mayores resultados ha obtenido de los muchos intentos que en esa materia se han producido en los últimos tiempos.

Sin embargo los participantes de este extraordinario esfuerzo, encaminado a estabilizar la situación política de la república para entrarle con todos los hierros a los temas que afectan a la ciudadanía, especialmente los que tienen que ver con la economía y los servicios públicos, mantienen una enorme deuda comunicacional con el pueblo venezolano, que todavía no termina de comprender cómo “se come eso”. Pónganse las pilas que solo quedan tres meses.