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28 de marzo de 2024





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Leonard Zelig: "Estoy orgulloso de nuestro cine”
El cineasta venezolano, radicado en Nueva York, filma su nueva película "Little Squares" ("Recuadros") en las particularidades que exige la nueva normalidad impuesta por la pandemia
Redacción | @elsoldmargarita

Foto: CORTESÍA

Leonard Zelig, cineasta / Foto: CORTESÍA

15 Ago, 2020 | Leonard Zelig (Caracas, 1973) recuerda que la primera vez que le interesó el cine fue cuando era niño y su madre lo llevó a una sala en La Candelaria a ver Moby Dick. La película le causó tanta impresión que le pidió a su mamá que le comprara el libro, indicó El Universal.

Después, ese interés quedó dormido, ya que se dedicó a los deportes. Varias lesiones impidieron una carrera deportiva, así que apareció el teatro y luego nuevamente el cine. De alguna manera, la vida le fue enseñando a Zelig que su verdadero talento y pasión era contar historias: “El cine me ha dado la oportunidad de influenciar de forma positiva al público que ve mis películas. Siento que los creadores en el mundo de hoy deben asumir esa responsabilidad ante unas instituciones y una sociedad tan corrompidas y perdidas”.

Tras los estrenos de su ópera prima subHysteria (2010) y Translúcido (2016), Zelig regresa con un nuevo proyecto cinematográfico: Little Squares (2020), un filme que será filmado en los próximos días bajo la “nueva normalidad” de estos tiempos y que espera pueda estrenarse en alguna plataforma de streaming este mismo año.

Entre los actores que participaran en el proyecto se encuentran Luciana Faulhaber, Carolina Ravassa, Monica Steuer, Stephen Lin, Prakriti Maduro, Albi De Abreu, Roberto Manrique, Miriam Pinedo, Marisa Román y Rebeca Alemán, entre otras destacadas figuras. El filme será producido por Rodolfo Cova y Lolo Bello.

Little Squares cuenta diez historias que de alguna manera se entrelazan y cuyos personajes viven sus circunstancias y conflictos en medio de una pandemia que ofrece para todos un futuro incierto: “Translúcido cambió mi vida y creo que ahora que con Little Squares puede que suceda lo mismo. Es una aventura y confío que la historia pueda resonar en mucha gente; definitivamente, es bastante empática con la situación que estamos viviendo todos con la pandemia”.

-¿Cómo ha afectado sus proyectos la pandemia?

-Justo una semana antes de empezar la pandemia, estaba buscando financiamiento para un nuevo proyecto, pero de repente todo se detuvo. Las dos primeras semanas de la cuarentena fueron raras, sentía que estaba en vacaciones y me vi casi todas las series y películas de Netflix, pero después la creatividad volvió y empezaron a fluir nuevas ideas. Ahí pensé en hacer una nueva película en este inesperado contexto.

-¿Cómo surgió Little Squares y cómo convenció a su "crew" de participar en esta aventura?

-No tuve que convencer a nadie, quedé sorprendido. La mayoría de las personas que contacté me dijo que sí, que era una oportunidad de mantenernos creativos y de estar activos durante la cuarentena.

-¿Qué diferencia su película a otros filmes que se están realizando bajo la misma temática y modalidad?

-Cuando empecé el proyecto sabía que habrían proyectos similares porque la naturaleza de cualquier realizador es crear historias a partir de su entorno. De las cosas que he visto, tanto en cortometrajes como en largometrajes, las historias o el formato de historias que planteo, no he observado nada parecido a Little Squares; también estoy jugando con los géneros del drama y la comedia.

-¿Cuáles han sido las ventajas y las desventajas que ha encontrado a la hora de filmar a distancia?

-La gran ventaja, sin duda, es el presupuesto que se reduce al mínimo. Te ahorras los costos de mover a un actor de un país o en una ciudad, los gastos de catering, los viáticos. Claro asumes otros gastos, como enviarle una cámara a un actor que no tiene, cierto vestuario o utilería. Además, tengo la oportunidad de trabajar con gente que en otras circunstancias hubiera sido muy difícil, como es el caso del productor Rodolfo Cova o el director de fotografía Gabriel Guerra. Otra ventaja es que si bien nos tomaremos ocho o nueve semanas para rodar, este plan de rodaje es muy flexible porque debimos pensar en los horarios de los actores que viven en diferentes países.

"En cuanto a las desventajas que significa un proyecto de esta envergadura -prosigue el cineasta-, está no tener la inmediatez de ver las escenas en el monitor y saber si quedaron bien o toca repetir, así que en este caso nos toca ver las escenas y las que no funcionen mandar a repetirlas. ¿Otra?, el hecho de no estar físicamente en el mismo espacio con todo el crew, creamos en una página web una especie de oficina de producción virtual para que exista un orden en cada departamento. Y finalmente, yo quería usar la misma técnica que había usado en mis últimas películas, crear una escaleta y que los actores fueran improvisando los diálogos. Cuando se incorpora Rodolfo Cova al proyecto, me dice que ya teníamos la dificultad de hacerlo a distancia y que hacerlo de esta manera aumentaría esa dificultad, que era necesario un guion. Así que armamos un equipo de seis escritores y en cuarenta y cinco días tuvimos una primera versión guion. Después nos tomamos cuarenta y cinco días más para tener una versión final y poder hacer la preproducción".

-Una vez culminada la película, ¿ha pensado en qué plataformas podrá ser vista?

-Claro que hemos pensado cual sería la mejor plataforma. Queremos ir a festivales, pero esta película, en su génesis, fue diseñada para ser vista en el mercado online.

-Hace poco, el periodista Juan Carlos Arciniegas entrevistó a Alex García, y el productor mexicano afirmaba que con la pandemia la muerte de las salas de cine se aceleró y que es inevitable el poder de las plataformas de streaming como Neflix. ¿Para usted cómo será el futuro del cine después de la pandemia?

-Desde hace tiempo, al igual que García, pienso que las salas de cine van a quedar como una experiencia significativa, como algo que va a tener mucho menos demanda y, por ende, el precio de la entrada será mayor. Evidentemente después de la pandemia muchas salas cerraran. En mi caso, hay películas que por sus características o factura sólo puedo disfrutar en una sala de cine, así tengas en tu casa la mejor tecnología, nunca será igual. Creo que el futuro del cine será un poco como el sistema del "blockchain".

-Usted forma parte de la gran cantidad de cineastas venezolanos que están en la diáspora, ¿cuál es su percepción del cine venezolano que se está haciendo dentro y fuera de Venezuela?

-En mi caso, es súper orgánico que me afecte lo que está pasando en Venezuela, pero en mis películas los temas son más universales, vivo en una ciudad como Nueva York, que es una sociedad muy cosmopolita. El hecho de ser más universal e internacional hace que el producto sea más atractivo para el mercado, especialmente para los cineastas independientes. En líneas generales, en Venezuela se hace cada vez más difícil filmar una película, aplaudo a los productores y cineastas que siguen trabajando, y que a pesar de las dificultades, la calidad de las historias se mantiene y eso es muy importante en una cultura cinematográfica. Ahora durante la cuarentena, que muchos creadores liberaron sus películas, vi muchas cosas interesantes; en especial, una nueva vertiente de cine artesanal que se hace en los pueblos y los barrios; quizás un productor de Hollywood no le daría ningún valor, pero yo sí valoro mucho lo que se hace en las comunidades, porque el cine puede cambiar muchas cosas en esos lugares, no sólo ideológicamente. Así que estoy muy orgulloso de nuestro cine.




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