1 Jul, 2020 | Si bien el Coronavirus ha venido tomando cuerpo las últimas semanas en Venezuela, todavía nuestro país aparece entre los que mejor han encarado la terrible pandemia. Este logro se ha alcanzado en medio de un bloqueo económico-financiero impuesto por Donald Trump, una crisis económica que se agrava en la medida que Trump amenaza al mundo si compra o vende a Venezuela, un casi inexistente sistema Nacional de salud, escasez de medicinas, médicos mal pagados, hospitales en deterioro.
Pero a la Unión Europea este trabajo del gobierno y el pueblo con resultados positivos a la vista, no le llama la atención, ni le motiva a una felicitación o un apoyo. Al contrario, lo positivo que pasa en nuestro país revienta en las úlceras de los mandatarios y representantes de las naciones que conforman la Unión Europea, muy corridos ellos que todavía pueden mandar en América Latina, donde si bien es cierto hay perritos que mueven la cola ante el amo, cómo es el caso del Presidente Colombiano Iván Duque, hay ejemplos de posturas anticolonialistas, tal es el caso de Nicolás Maduro.
En medio de la pandemia, con el Coronavirus acabando con vidas, bien pudieran los países de la Unión Europea promover diálogos, encuentros, entendimientos entre los países, organizaciones políticas y sociales, grupos, colectivos a fin de darle un giro al mundo para cambiar patrones de consumo, desequilibrios sociales y económicos, no prestarse a los intereses, los caprichos y las puntadas de trasero del multimillonario Donald Trump.
El Presidente Nicolás Maduro, en aras del respeto a nuestra soberanía, ha hecho lo correcto: expulsar del país a la representante de quien nos agrede. A lo mejor seremos malhablados, pero somos dignos.