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Sin el chivo y sin el mecate
Es pertinente precisar que buena parte del desastre que registra la oposición venezolana tiene mucho que ver con la convocatoria a la abstención en las parlamentarias del año 2005 y a sucesivos llamados a no participar electoralmente.
José Gregorio Rodríguez /Jotaerre577@gmail.com

25 Jun, 2020 | Muy pocos “analistas políticos” y comunicadores recuerdan en sus incursiones en la prensa nacional e internacional, en programas de radio y TV, un episodio que marcó el rumbo de la política nacional. El abandono de la oposición venezolana de las elecciones parlamentarias del 4 de diciembre del 2005.

El 29 de noviembre de ese año Acción Democrática (AD) decidió retirarse del proceso electoral por falta de confianza en el CNE. Siguió los pasos Copei, que originalmente había solicitado la posposición de esos comicios. Se produjo una reacción en cadena y al retiro de AD y Copei se sumaron; Primero Justicia, que para ese entonces reunía en sus filas a Julio Borges, Leopoldo López y Henrique Capriles Radonski y el hoy desaparecido Proyecto Venezuela de la familia Salas de Carabobo.

En esa oportunidad, el CNE anunció el retiro de los cuadernos electrónicos y de las máquinas capta huellas y sin embargo los líderes de los partidos políticos de oposición ratificaron su decisión de no participar. Las elecciones se realizaron y el resultado le otorgó al chavismo la totalidad de los diputados a la Asamblea Nacional.

15 años después, reunidos en el denominado Grupo de los 4; Acción Democrática, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular se disponen a actuar de la misma manera. Hasta ahora no participarán en las elecciones parlamentarias que la constitución de la república establece, deben ser realizadas este año.

Es pertinente precisar que buena parte del desastre que registra la oposición venezolana tiene mucho que ver con la convocatoria a la abstención en las parlamentarias del año 2005 y a sucesivos llamados a no participar electoralmente.

Parecieran estar dispuestos a hacerlo sólo cuando “sus” encuestadores los dan como claros favoritos y aun así se han equivocado. En octubre del 2017 creyeron que “arrasarían” en la elección de gobernadores, luego del triunfo en las parlamentarias de diciembre del 2015 y obviaron la cadena errores, omisiones y sobre todo el nunca buen consejero “atore político” del 2016, que los condujo a una aplastante derrota.

Obtuvieron la victoria en cinco gobernaciones, pero la negativa de asumir el cargo de uno de los electos, obligó a la repetición de elecciones en el estado Zulia, en donde el PSUV y sus aliados del Polo Patriótico, obtuvieron la victoria.

Los otros cuatro gobernadores de oposición, Antonio Barreto Sira, en Anzoátegui; Ramón Guevara, en Mérida; Alfredo Díaz, en Nueva Esparta y Laidy Gómez en Táchira, todos dirigentes de AD, se juramentaron ante la Asamblea Nacional Constituyente.

Se les presenta a los cuatro la disyuntiva de participar en las parlamentarias de este año. Si lo hacen de la mano de las autoridades ad hoc de su partido, convalidan la decisión del TSJ, si deciden abstenerse, pueden quedarse “sin el chivo y sin el mecate”. Sin diputados y sin gobernación si es que todos aspiran la reelección, porque de cualquier forma, el CNE de la elección de gobernadores y alcaldes del 2021 será el mismo que se acaba de juramentar.




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