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28 de marzo de 2024





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¡Ay, lejanía ay…!
-¡Ay, Lejanía ay…! Déjame lagrimar de alegría frente a la puerta de mi casa… ¡Matriz de todos mis sentimientos…!
Perucho Aguirre

13 Feb, 2020 | ¡Qué inoportuna eres, infame! Aunque necesaria en quienes acostumbran a vivir en y, de ti… Acaso ¿anormal soledad de fortuita incertidumbre? ¿Tatuaje de fuego, sin la personalidad del que ama? Desaliento que, por la distancia, imprime y acentúa su ausencia y olvido. ¿No serás un desvarío casual? Ni siquiera intentas sepultar tanta tristeza en el que, en tu asesina soledad, ama. Gozas con tu yugo íntimo y privado; con ese cualquiera al que le inyectas avivas y acrecientas tu irreparable pena; perpetuando un amor que no pudo ser.

¿Amor? ¿Y, tú, terrible lejanía, sabrás lo que es amar y, en tu vana realidad, asomarnos algo? Posiblemente sea, para ti, una chispa celestial del ya, tan viciado y desgastado “más allá” que tanto profesas… ¡Por qué no abonarte de sembradíos musicales, poéticos y amorosos en las alegrías decembrinas de nuestro Niño Jesús; el más caro y emblema de los niños de este desquiciado mundo!... ¡Ay, lejanía ay…! ¡Cuánto nos duelen y enloquecen las campanadas de todo nuevo año!... Acaso ¿no se trata de un año tras o después del otro? Tenaz te plantas frente a tu víctima, desafiante e irreconciliable.

Voluptuosa e irreconocible y ¡Zas!.. Asedias. Decapitas. Avasallantemente! Hoguera que no perdona ni admite ranuras y, tirana del dolor ajeno. En estos días de supuesta Navidad y, cuanto nos acosa, majadera impenitente… ¿Por qué no aceptar una minúscula sonrisa? ¿Quién eres, ruptura de los gratos recuerdos? ¿Por qué ni te apiadas de los que nos consumimos lejos? Traviesa. En los desamparados mi cofradía en la capacidad de amor. Pienso que lo dicho es un organismo perfecto de deudas. Suposiciones vagas. Que deben provenir de algún silencio impenetrable, como los de Jesús Soto. Silencio de adentro. Profundo, del desangrar corazones y ansias. Materno y, sin la fortuna de la fortuna espiritual. ¿Por qué no descubrir tu realidad, Lejanía infame? No más ruinas, ni dolor. Permítenos la maravillosa fiesta de regresar. De esa virtud que debiera ser una permanencia en ti… ¡Qué grato es volver a casa! ¡Y, suspirar!

-¿Yo ?... ¡Ni de vainas me “encuero”, contigo!...
-¡Ay, Lejanía ay…! Déjame lagrimar de alegría frente a la puerta de mi casa… ¡Matriz de todos mis sentimientos…!

¿Azul?




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