27 Ene, 2020 | Vivimos días duros y difíciles. Son tiempos de usurpación de las instituciones republicanas. La democracia venezolana ha sido despedazada por la ambición de poder, la violencia y la usurpación. Usurpar es apoderarse con violencia, amenaza o intimidación de un derecho o cargo que no nos corresponde. No hay Estado de Derecho. Han convertido a la Constitución en un librito de exhibición, pero que violan y burlan descaradamente los personeros de este régimen despótico y antidemocrático.
Veamos: Maduro no es reconocido en más de 60 países. El contralor, el fiscal general y el defensor del pueblo fueron designados por la llamada constituyente, que no tiene atribuciones ni facultades para hacer tales nombramientos, por lo tanto, quienes ejercen esos cargos lo están usurpando. En el más alto tribunal de justicia, algunos de ellos fueron de atropellada y dudosa elección por la Asamblea Nacional, luego de que el oficialismo recibiera una paliza electoral en los comicios parlamentarios del 2015. Es decir, de la noche a la mañana, pasaron de diputados oficialistas a flamantes magistrados.
El único poder legítimo hoy es la Asamblea Nacional que preside Juan Guaidó. Un poder legislativo que ha sido saboteado desde el Tribunal Supremo de Justicia con más de 70 sentencias en contra de sus acuerdos y decisiones, pero además hostigando, persiguiendo, encarcelando y obligando al exilio a más de 30 diputados de la oposición, con brutal ensañamiento y violación de la inmunidad parlamentaria, institución de gran vigencia y respeto en el mundo democrático.
Ahora, un grupo de 18 diputados electos en planchas de la oposición, se han vendido desvergonzadamente al oficialismo por un puñado de dólares y conjuntamente con el régimen y todo su aparato militar y policial han tomado por asalto al Palacio Federal Legislativo para también usurpar la sede del poder legislativo nacional.
Definitivamente estamos en tiempo de usurpadores. Tales atropellos y tropelías amparados en la fuerza y en la violencia represiva merecen el repudio y el rechazo de todos los venezolanos que amamos la democracia y la paz.
Mientras Guaidó se reúne con los representantes de los países democráticos, Maduro se reúne con Maradona. Saque usted sus propias conclusiones.
Ya vendrá el tiempo, más temprano que tarde, en que se caerán las caretas y los payasos abandonarán el circo. Pero para ellos es necesario la unidad del pueblo venezolano, un pueblo que el 23 de enero de 1958, comprendió que el tiempo de la usurpación debía terminarse y se terminó.