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La sombra
“Prefiero ser una persona completa que una persona buena” Carl Jung.
Mónica Tietz monicatietzs@gmail.com

19 Ago, 2019 | Antes de entrar en detalle con lo que “la sombra” se refiere, hay que explicar que para poder trabajar con ella uno debe ser una persona completa ¿A qué se refiere esto? Pues a que las personas completas se reconocen a sí mismos con sus fallos y virtudes, es decir, se mueven en el común espectro de lo “bueno y lo malo”.

La psique

Según Carl Jung la psique (a la que diferencia de la mente) se divide en 3:

• Consciente

• Inconsciente individual

• Inconsciente colectivo

Es en este último que se esconde, o se escuda, la sombra. El asunto de que esté en el inconsciente es que no desaparece, e igualmente se proyecta en cada una de nuestras relaciones interpersonales.

Los arquetipos

La sombra es un arquetipo. Los arquetipos no son realmente tangibles, es decir, no los podemos encontrar como quien consigue una fruta deseada en un mercado. Los arquetipos se encuentran en el inconsciente, en la psique, pero solo los veremos proyectados.

Cuando proyectamos los arquetipos en nuestro exterior no somos conscientes de que lo estamos haciendo. Hay muchos arquetipos además de la sombra. Entre estos destacan: el self (la personalidad, el ser en esencia), el anima animus (el aspecto femenino en el hombre y el masculino en la mujer), por nombrar algunos.

Pero Jung se centraba, y nosotros también, en la sombra, pues él consideraba que reconocer la sombra es el primer paso para la individuación. La individuación es cuando el ser se convierte en individuo único y se desprende de las ataduras del inconsciente colectivo, específicamente del inconsciente familiar.

Para entender mejor qué son los arquetipos hay que saber que están definidos por recuerdos o experiencias de nuestros primeros antepasados. Cada familia y cada cultura están definidas por estos arquetipos.

Estos, además, pasan a convertirse en patrones de conducta y patrones emocionales, pues se vienen añejando en el inconsciente grupal. Una forma de visualizar los arquetipos de manera muy sencilla es en los animales. Por ejemplo, una perra que es maltratada sistemáticamente y tiene cachorros que también son maltratados, la tercera generación vendrá ya sumisa, triste y asustadiza, pues es el arquetipo que se manejó en su inconsciente familiar.

Los arquetipos son formas en las que nos mostramos al mundo a través de nuestras palabras, gestos y demás formas de comunicación, pues tenemos muy en claro que estos comportamientos (arquetipos) son los que nos permitirán seguir formando parte de la sociedad.

El inconsciente familiar

Todos nacemos como seres completos, pero nacemos en un núcleo familiar que tiene un inconsciente que se ha creado con la intensión de defendernos de ser rechazados por la sociedad.

La consecuencia de este inconsciente familiar es que desarrollamos una careta para poder mimetizarnos con el grupo. Dicha careta, que los griegos llamaron personalidad, es lo que entendemos que podemos mostrar al mundo, sin embargo, al negar y rechazar lo que no será bien visto alimentamos el inconsciente y en algún momento va a salir.

La sombra

Comencemos con lo que ya sabemos, la sombra es un arquetipo que viene alimentada por todo aquello que ocultamos al mundo. Es aquello que rechazamos de nosotros mismos o de nuestro entorno familiar, ya que el inconsciente colectivo es un gran definitorio de lo que ocultaremos en nuestra sombra. Reconocer nuestra sombra, según Jung, es el primer paso para la individuación.

Ya en otro momento utilicé el libro de Dr. Jekyll y Mr. Hide para graficar lo que es el inconsciente y la sombra. En el libro el Dr. Jekyll era un personaje muy reconocido en la época victoriana, por lo tanto, quiere ser netamente bueno y eliminar su parte mala, la sombra. Para esto crea una pócima en la que su sombra se adueña de su cuerpo, Mr. Hide, y se conduce por la ciudad fuera de control, el mal se termina apoderando del Dr. Jekyll.

El mensaje es muy claro, cuando queremos negar algo de nosotros y tratamos de ocultarlo, eso siempre saldrá a la luz. Al querer ocultar quienes somos de manera constante negando nuestra sombra vivimos en dualidad, seguimos siendo seres incompletos y buscaremos afuera lo que necesitamos resolver adentro.

La sombra no es algo concreto, es algo que cada uno de nosotros va construyendo, pero al no aceptarla como nuestra y verla como algo negativo le damos fuerza. Mientras más nos ocupamos de que nuestra sombra no salga, más atención le estamos dando, más la estamos alimentando y al final terminará manifestándose de una forma que no será la más sana.

La contraparte de la sombra es la persona, cuando las equilibramos vivimos de manera más cómoda, pues no estaremos negando quienes somos, sino aprendiendo a modificarnos para mejorar. Aceptando la sombra como parte natural de nosotros podremos sacarle mejor provecho sacando el oro de la sombra.

Para poder llegar a la verdadera iluminación es necesario ser un individuo completo, y para esto es necesario aceptar nuestra sombra. Al negar una de nuestras polaridades y decir que eso que está en la sombra no nos pertenece, no solamente seremos dominados por ella, sino que podríamos llegar a pensar que estamos iluminados, cuando en realidad es nuestro ego engrandecido.

Vivir en permanente dualidad es agotador, por lo que aceptar a esa parte que creemos negativa nos dará un descanso. Viviendo un mundo tan acelerado y lleno de prejuicios cualquier cosa que nos de paz y felicidad es importante, pero para lograr eso, abrazar nuestra sombra es el primer paso.

Alimentar a la sombra es muy fácil y a veces hasta divertido. Cuando somos prejuiciosos, cuando mentimos, comparamos, cuando envidiamos o iniciamos o seguimos rumores y chismes, alimentamos a la sombra.

¿Por qué? Porque estamos enjuiciando es desde nuestra posición, es nuestra proyección de lo que nosotros consideramos malo y negativo.

La sombra se puede mostrar de muchas maneras. Uno de los refranes venezolanos que mejor grafica una de las formas más clásicas de mostrarse la sombra es “luz para la calle, oscuridad para la casa”. Esa gente que en la calle es bondadosa, amorosa, positiva y muy educada, pero en casa grita, golpea y maltrata. Él, o ella, es“la persona” en la calle, pero“la sombra” en la casa. La sombra siempre va a salir.

Otra demostración clásica de la sombra es la doble vida. Existen muchas películas que utilizan este arquetipo como argumento, por ejemplo, “Matchpoint”, del director americano Woody Allen.

En esta película el protagonista se asocia a una familia de mucho dinero y de muy alto perfil. Ante ellos el joven se porta intachable, pero tiene una amante con la que no es tan digno.

La doble moral. Cuando como padres tenemos un hijo y una hija y a él le permitimos cosas que a ella no, simplemente por la diferencia de sexo. Allí estamos practicando la doble moral. Cuando le decimos a alguien que no fume y nosotros vamos y prendemos un cigarro, es la doble moral. Este es el más fácil de reconocer y entender, además nos enfrentamos a este arquetipo todos los días.

Cuando no aceptamos nuestra sombra, vivimos negándola, ella necesita salir. Siempre buscará una válvula de escape, y a veces podrá mostrarse a través de enfermedades. La depresión, la ansiedad, la bipolaridad, la culpa, todos estos pueden ser síntoma de una negación de la sombra, de la dualidad.

Para poder reconocer a la sombra es necesario entender nuestras proyecciones. Existen dos tipos de proyecciones, la que me informa, que solo me dice una característica de la situación o la persona, pero que no me afecta, y la que me perturba.

Esta segunda es la que proyecta la sombra. Cuando el comportamiento de otra persona nos afecta tanto que modifica nuestro humor, es la sombra que nos está mostrando algo que debemos estudiar.

El hecho de que algo nos moleste o no, no quiere decir que la otra persona no posea esa característica, seguramente la tiene. Lo que a nosotros nos incumbe es el porqué esa característica me altera, ese porqué que hay detrás es el que hay que estudiar y sanar.

En conclusión, la única manera de vivir en paz y calma es viviendo en consciencia, aceptando cada parte de nosotros y sanando aquellas que nos molestan. Aceptar la sombra como parte de nosotros es solo el primer paso hacia la consciencia, pero es el más importante. Toda aventura empieza con un paso




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