12 Ago, 2019 | Siempre hemos considerado la ansiedad como un trastorno mental que nos complica la vida. Pero la verdad es que, como todo lo que el cuerpo siente, la ansiedad es un elemento necesario básico para la supervivencia. Ella por sí sola no es un trastorno, no, pero sí existen los trastornos de ansiedad.

Es de estos trastornos que hablaremos hoy, cómo identificarlos, cómo trabajarlos y cómo evitarlos. Vivir en constante ansiedad es demasiado agotador, drena la energía de cualquiera y evita la posibilidad del crecimiento personal, además de entorpecer el camino a la consciencia.

Trastornos de ansiedad

Según una publicación de la Clínica Mayo, se considera trastorno de ansiedad cuando el sentimiento de incertidumbre irrumpe la posibilidad de llevar una vida normal. Las personas que la padecen no pueden controlar su ansiedad y ante las situaciones más comunes se sienten aterrados; pueden, incluso, enfrascarse en un ataque de pánico.

La razón por la que alguien se vuelve ansioso puede variar, desde un trauma infantil, por herencia genética o por una enfermedad que cause este efecto como síntoma.

Sin embargo, ya nosotros sabemos que detrás de todo esto hay mucho más que una simple carga biológica. Hay un aprendizaje, hay una causa oculta. Usualmente nos sentimos ansiosos cuando nos vamos a enfrentar a una situación que nos incomoda.

El cuerpo se prepara como si fuera para una batalla, y nuestra mente tiende a perder el control creando escenarios devastadores. La ansiedad hace presencia y todo se vuelve más pesado, más angustioso y más difícil. Aprender a ponerle una cadena a nuestra mente cuando se desboca es muy complicado.

Tipos de trastornos de ansiedad

Según la Clínica Mayo existen unos nueve tipos de trastorno de ansiedad:

- Agorafobia

Se trata del temor a situaciones o lugares que pueden hacerte sentir atrapado e indefenso. En sus situaciones más extremas los agorafóbicos no pueden abandonar su hogar.

- enfermedad

Enfermedades como el hipotiroidismo, entre muchas otras, tienen entre sus síntomas un sentimiento de ansiedad y de pánico o terror. Es por esto que cuando la ansiedad no se va con métodos simples, se recomienda ir al médico a hacer una revisión general que nos permita ubicar qué debe ser sanado.

- Ansiedad generalizada

En este caso se refiere a la ansiedad “por el futuro”. La gente que la padece se crea imágenes desalentadoras de situaciones a las que tendrá que enfrentarse, incluyendo momentos comunes de la rutina diaria.

- de pánico

Se siente un terror descontrolado que llega su punto máximo (ataques de pánico) en muy pocos minutos. Hay una sensación de catástrofe inminente. Estos ataques pueden causar que quien los ha sufrido evite situaciones que podrían disparar un nuevo ataque. Lo más paradójico es que el miedo a sufrir un nuevo ataque de pánico puede causar un ataque.

- Mutismo selectivo

Se presenta mayormente en niños, y sucede cuando el pequeñp se siente imposibilitado a hablar, aun y cuando puede hablar en otras situaciones más familiares. Por ejemplo, los niños que hablan en casa con sus padres y hermanos, pero no pueden expresar un sonido en clases o en fiestas con familiares lejanos.

- Ansiedad por separación

Algo bien interesante de este trastorno es que no solamente los humanos la sufrimos, los animales que se habitúan a la compañía han demostrado una y otra vez que pueden sufrirlo. En los humanos se presenta, usualmente, en la niñez, y es cuando el apego del niño hacia sus imágenes paternales no es acorde al que debe ir con su edad y sufren ante una posible separación.

- Ansiedad social (fobia social)

Este está directamente conectado con el que dirán. Quien sufre de este trastorno evitará encuentros sociales en los que sienta que puede ser juzgado de manera negativa o rechazado.

- Fobias específicas

Su nombre es bastante explicativo. Son esas fobias que no se comprenden y no tienen una razón clara, pero que se desarrollan por un objeto, animal, color, o cualquier otra cosa. Suelen ser consecuencia de un trauma olvidado.

- Ansiedad por sustancias

Algunas drogas y medicamentos psicotrópicos tienen como efecto secundario episodios de pánico. También en las etapas de abstinencia de algunos adictos pueden presentarse episodios como estos.

Vivir el presente

La ansiedad es provocada por eventos que no han ocurrido, pero que nos imaginamos podrían ocurrir en el futuro. Esto sucede porque queremos anticiparnos a lo que va a pasar, nos desprendemos del presente para crear un futuro imaginario.

El primer paso para prevenir la ansiedad es respirar y ubicarte en el presente. Date cuenta que lo que estás creando en tu imaginación es solamente un reflejo de tu propio interior. Aprovecha esa imagen y revisa qué te causa tanto dolor y ansiedad como para evitar tu desarrollo, luego trabaja en ello, y recuerda que siempre hay una posibilidad de superarlo.

Es importante tener presente que deseamos tener control sobre nuestras reacciones al vivir de manera consciente. Para poder llegar a eso es importante atender a las emociones y cómo actuamos ante ellas, pues eso es un patrón aprendido e internalizado, que para poder corregirlo debemos poder verlo. Una correcta identificación temprana del problema, es el primer paso para una verdadera superación del mismo.

Aprender a manejar la ansiedad y sus trastornos desde la bioneuroemoción puede ser muy fuerte y agotador, es importante que no te frustres y que siempre busques el aprendizaje.

No pierdas la esperanza el día que no logres controlar un ataque de pánico, agradece los días que sí logras controlarlo. Hablarle a tu gente cercana sobre tu situación te ayudará a crear una red de apoyo que en caso de perder el control podrán darte la mano a volver en ti.

No estás solo, nunca lo estamos. Siempre hay una persona que quiere tendernos la mano en nuestro momento más oscuro. Cada vez que sientas que vas a perder los estribos y no logras bajarte a tierra, al presente, busca apoyo para salir del hueco.

Dejar ir

A veces la ansiedad viene del pasado. Recordamos momentos dolorosos que revivimos una y otra vez, llevándonos a un estado de ansiedad constante. Al vivir bajo este recuerdo de forma permanente nos hacemos daño, y evitamos cualquier situación que no podamos controlar, muchas veces inutilizándonos.

Para poder reconocer ese trauma, ese momento que se convirtió en dolor perpetuo hay que revisarnos, estudiarnos. Tenemos que enfrentar las situaciones que nos causan ansiedad, de modo que podamos sanar el punto inicial del problema.

Una vez que encontramos ese punto de nuestras vidas que nos marcó de tal manera que no sabemos enfrentar ciertas situaciones, debemos dejar ir. Aferrarnos a un dolor del pasado no trae nada positivo, hay que soltar.

Agradezcamos el aprendizaje que nos deja, perdonemos el daño hecho y recibido, avancemos y dejemos el trauma atrás. El presente es otro y nos está regalando oportunidades que dejamos ir por la ansiedad y el dolor del pasado o del futuro.

El camino a la sanación y a la consciencia está lleno de situaciones difíciles, aprender a manejarnos ante ellas es de los primeros pasos que tenemos que dar. Es natural tener miedo a enfrentar eso que nos causa ansiedad y dolor, pero el crecimiento que se obtiene de esta experiencia vale la pena.

Una vez que enfrentamos a la ansiedad (así sea con miedo) por medio de esos ambientes que la llaman a presentarse, aprendemos a domarla realmente. Cada vez es menos duro, no porque el disparador cambie, sino porque vamos creando una especie de coraza, nos vamos volviendo inmunes a los ataques y a la sensación de tensión, hasta que esta desaparece.

Es como siempre digo, cuando vivimos en consciencia el mundo se hace menos agresivo, aunque él no cambie. Cambiar nosotros siempre será más sencillo, pues es lo único sobre lo que realmente tenemos control, vivir en consciencia es vivir en libertad.