22 Jul, 2019 |

Como ya había comentado en otras columnas y publicaciones, las emociones y el cómo reaccionamos a ellas está en nuestro ADN. Originalmente pensábamos que el ADN era como un archivo de “solo lectura” y que podíamos agregar nuevos archivos, más no modificar los viejos. Hoy en día entendemos que somos completamente editables.La epigenética se trata de esto.

Ahora bien, daré una explicación sencilla de lo que la epigenéticahace: esta se encarga de estudiar el comportamiento de los genes cuando decidimos modificar nuestras emociones y las consecuencias de hacerlo.Modificar nuestras emociones, como ya he explicado en el pasado, trae consecuencias muy positivas. Para poder llegar a ese estado de consciencia hay que trabajar mucho y enfrentar situaciones difíciles y dolorosas.

La bioneuroemoción

Esto es básicamente de lo que siempre les hablo. La bioneuroemoción es el medio que utilizamos para comprender nuestras emociones y de esta manera hace consciente los fallos que han traído nuestros ancestros y así mismo corregirlos.

Cuando decidimos trabajar en nuestras emociones y en nuestro ADN para sanar aquello que nos daña, nos preocupa y nos perturba, empezamos a trabajar en nuestra epigenética y aprendemos que no es el ambiente lo que tiene que cambiar.

Al entrar en un estado de consciencia y comenzar a trabajar nuestra epigenética nos damos cuenta de que lo importante no es el ambiente si no cómo reaccionamos ante él y sus pruebas.

Una vez que decidimos elegir modificar nuestras emociones y reaccionar de una forma más consciente ante las situaciones difíciles (evitando así explotar de manera desaforada), sentimos que el ambiente también mejora.

Es claro que el ambiente no cambia, porque todo aquello que está fuera de mí no puede ser controlado por mí. Soy yo quien cambió y que eligió no verse afectada por esos factores externos que antes lo hacían. Yo soy la que cambió.

Nunca me cansaré de repetirlo, vivir en consciencia da mucha libertad, pues logras comprender que si algo te molesta es porque debes revisarte, de lo contrario todo aquello que una persona haga para herirte lo verás como un reflejo de su propio ser, dejará de ser algo personal.

Viviendo en consciencia se hace natural no tomar a título personal lo que hacen los demás. Comprendemos que ellos están en diferentes estados de consciencia y simplemente decidimos conectarnos a su nivel o no conectarnos en lo absoluto, aquello que consideremos más sano será lo correcto.

Ventajas de vivir en consciencia

Sé que este punto lo explico casi en cada publicación, pero es que creo que nunca será suficientemente explicado. Vivir en consciencia es vivir en libertad. Comprendernos a nosotros mismos y traer traumas de antepasados a la consciencia nos permitirá sanar ese trauma y probablemente la consecuencia del mismo.

Explico un poco mejor. A veces tenemos alergias que parecen inexplicables, por ejemplo alergia a los mariscos. En este caso es bueno preguntar a la madre si ella o algún antepasado directo tuvieron una situación desagradable con los mariscos. Lo normal es que la respuesta sea positiva y que cuando este trauma se concientice la alergia no se repetirá en futuras generaciones y, en algunos casos, la alergia hasta se sane o disminuyan los síntomas.

Este tipo de casos demuestran la funcionalidad y la capacidad de sanación que hay detrás de la epigenética lograda a través de la bioneuroemoción. Por eso soy tan insistente en la importancia de lograr la consciencia, pues el camino a la sanación siempre es por medio de la consciencia.

Estando en consciencia, como acabo de explicar, no tomamos las cosas a título personal, por lo tanto, el mundo se hace menos agresivo y nuestro crecimiento se hace menos doloroso.

Otro punto de la consciencia es que aceptamos que a veces recibimos traumas a través del ADN de nuestros ancestros. Cuando entendemos esto podemos sanar esos traumas específicos que no nos pertenecen, y comprendemos, además, a nuestros padres y abuelos.

El rencor que podíamos tener con nuestros ancestros se desvanece al darnos cuenta que ellos hicieron lo mejor que pudieron acorde a su tiempo y a su propia consciencia. Comprender que cada antepasado en nuestra historia hizo lo mejor que pudo, nos da paz, pues también entendemos que nosotros estamos haciendo lo mejor que podemos.

La epigenética y la bioneuroemoción en conjunto

A través de la bioneuroemoción podemos lograr modificar nuestra epigenética de una manera consciente, bueno, aunque solo de manera consciente se puede modificar. Sin embargo, a lo que me refiero es que la bioneuroemoción es la forma más directa para realizar este proceso.

Existen muchos caminos para llegar a la sanación por medio de la modificación epigenética, pero, desde mi punto de vista, la bioneuroemoción es la manera más eficaz, pues el método en sí mismo evoluciona con la evolución natural que viene de modificar patrones.

Revisar en nuestra historia y a nuestros ancestros nos permitirá reconocer ciclos y patrones que se ha repetido una y otra vez. Por ejemplo, una tía que fue monja en la historia de la familia, a partir de ahí siempre una de las mujeres de la familia queda soltera honrando a esa tía que fue monja.

Hay que estudiar las razones que llevaron a esa primera persona a abrir ese ciclo que ahora se repite, en caso de no ser posible, hay que reconocer su presencia y comprender que hoy mi vida me pertenece y puedo honrarla de otra manera que nos satisfaga a ambas.

Eso es por decir uno de los ejemplos más comunes de los países que fueron colonizados por católicos. Tú debes revisar qué ciclo estás que repitiendo que perteneció a un antepasado y te causa daño.

Recordemos que no todo lo que recibimos en nuestro ADN ni todos los ciclos que repetimos tienen que ser necesariamente malos. Existen familias que no importa lo que pase jamás se quedan sin un techo. Eso es una repetición de ciclo positivo y en el que se debe confiar, por eso es importante revisar qué aspectos de la vida te causan dolor o te hacen sentir inseguro.

Esos son los ciclos y los detalles que hay que estudiar para poder sanar. Estas tareas siempre parecen aterradoras y cuesta mucho comenzarlas, más aún finiquitarlas, pero quiero que pienses en ellas en que son las chispas de colores que le dan gusto a la vida y que a veces son amargas, pero muchas más son dulces.