19 Jul, 2019 | Quiero, necesito hablarles de una mujer que llaman “La Curruca”. Nombre que tiene –porque no es mate ni apodo- debe provenir de la palabra Currucay o Curruquey, una planta de los altos de Caripe de los Guácharos que produce una resina muy especial para alumbrar, dar a luz, claridad, es partear la noche con una luz brillante de oro azulada que conmueve.

Esta mujer a quien llaman “La Curruca”, se le ven todas estas particularidades ¡Es que enciende y alumbra! Sin tener que confundírsele con un sol, tiene su luz propia, diáfana… Y se lo canto:
“Cuando la noche llegó / prendieron un Currucay /
Un pedazo de resina / antorcha del Currucay.
¡Currucay, Currucay / una luz así no hay!
Luz que partes la noche / luz que devora la noche /
Abrazo del día y de la noche / Mata del Currucay...”

Esa luz vertida en sus suelos, suelos de su tierra monaguense, su luz emprende, obliga, entusiasma, estimula, asiste ¡Es que es una luz madre para los jóvenes de este pueblo! ¿Qué espero para decirle? ¡La misma resina encendida de Juana Ramírez. “La Avanzadora”. Que anda y se está moviendo para encender la chispa de los muchachos por el Canto nuestro! ¡El Canto de Venezuela! Muy pronto la oirán desde la trinchera de algún Festival. Será ella, Carmen con su voz y constancia de luz.

Es que en donde no hay luz ¿Qué puede haber? ¡ Carmen “La Curruca” ! … ¿Quién mas va a ser?

Algún día las Voces, cuando las Voces están preparadas para cantar con la luz para la luz, aparecerá “La Curruca” y dirá: “Esta luz no es para mí, es para ellos, los jóvenes del Canto Venezolano; porque un país sin Canto, un país sin luz”… ¿Podrá morir así, con ese temple y gallardía, así como así?... ¡No!... ¡Qué va!... Una mujer así como Carmen “La Curruca” queda viva para toda la vida!
-¿De Orta?... ¿De Hernández?... ¿De Gorrín?... No
-¡No, Señor, de todo Monagas para TODA VENEZUELA…!
¿Azul?