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Resecos y sin luz Estas “extraterrestres” máquinas nunca funcionaron a plenitud y solo quedó en el ambiente las supuestas comisiones de su compra. José Rodríguez Suniaga | cheitocarobo@hotmail.com
27 May, 2019 | Nos comentaba Doña Elodia que si el problema del agua es grave, el de la energía eléctrica es igual o peor, en fin, ambos son dos de las estaciones de este angustiante “vía crucis” que hoy vivimos los venezolanos de a pie. En nuestro estado la situación del servicio eléctrico o de la luz, como se dice en criollo, es para llorar, pero también, para hacer profundas reflexiones: Recientemente, con el paso del peor y más destructivo huracán que haya azotado nuestras islas: “El Cacheroso”, se anunciaron con bombos y platillos la adquisición e instalación de plantas súper arrechísimas, con las cuales, ique se solucionaría el problema de la luz en todo el estado y hasta en pueblitos de la Península de Paria, estado Sucre. Estas “extraterrestres” máquinas nunca funcionaron a plenitud y solo quedó en el ambiente las supuestas comisiones de su compra. De igual forma, han sido múltiples los anuncios de reparaciones e importantes inversiones hechas en los cables, estaciones y plantas existentes en el estado. Pero paralelamente a ellas, se fue abandonando, desmantelando y arruinando a la empresa encargada del servicio eléctrico en la región, hasta el punto de, hoy carecer de los elementos mínimos necesarios para su funcionamiento y estar condenada a la más absoluta clandestinidad operativa. Todo ese ejercicio de corrupción e ineficiencia gerencial y administrativa generó la situación caótica que actualmente vivimos con la electricidad en nuestro estado, veamos: 1. Comunidades enteras con corte eléctrico por horas y días. 2. Ensayo de racionamiento injusto y privilegiado que permite que mientras sectores, incluyendo el mío, nos quitan la luz dos veces al día por lapsos de 4 horas seguidas, otros lugares nunca sufren corte de energía eléctrica. 3. Cortes de corriente constante y repentinos, sin aviso previo. 4. Cientos de miles de artefactos electrodomésticos dañados por fallas eléctricas y sin reconocimiento por parte de la empresa para su reparación o reposición. 5. Toneladas de alimentos dañados por falta de energía eléctrica para su mantenimiento. 6. Una farsa y burlona política de administración de carga: mientras que unos sectores sufrimos por falta de fluido, en algunas avenidas, calles y plazas los bombillos del alumbrado público permanecen día y noche encendidos. Finalmente, la carga de ansiedad, angustia y rabia que vivimos ante la caprichosa amenaza de, sin aviso, quedarnos sin corriente o luz y sufrir las dificultades que esa situación ocasiona. ¿Hasta cuándo será este karma?. Por ahora está bueno, hasta el próximo Zaperoco, si Dios y Corpoelec quieren.
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