6 Mar, 2019 |

A pesar de los cantos de guerra de alguna gente de la oposición, el país sigue en paz. Y la gente está disfrutando su carnaval. Y Arquímedes Salazar, el analista nacional e internacional está leyendo en su Kindle la novela Una maldita historia, de Bernard Minier: “Es maravillosa esta novela negra”.- Me dice.

-Y ahora, después de este fracaso de la ayuda humanitaria, ¿qué se espera de la gente de la oposición? Le pregunto.

-Se pudiera esperar recapacitación. Pero eso es imposible. Allí está el alcalde de Cúcuta pidiendo que abran la frontera porque Venezuela le da más vida a su ciudad que Colombia. Ahora la ayuda humanitaria, que según Duque estaba en Venezuela, la están viviendo los cucuteños. Hay que anotar también para la historia de ese capítulo la poca decencia del diputado Superlano, que no estaba en la frontera, estaba haciendo política en un motel. Esa es la gente que nos quiere salvar. Allí está el interino o autojuramentado, dando vueltas por los países que recibieron la orden de atenderlo desde Estados Unidos: Brasil. Paraguay. Argentina. Ecuador. Es increible. Y lo peor es que ese tipo se presta para eso, para ser el hazmereír del mundo. El sabe que por ahora lo apoyan Trump, Pence, Pompeo, Bolton y Abrams, y aquí en Venezuela la gente violenta que está en sus partidos. Fíjate que en Paraguay estuvo de acuerdo con que no nos pagaran la deuda que ese país tiene con PDVSA, qué descaro.

-Ahora vuelven a pedir elecciones libres.- le comento.

-Siempre han sido elecciones libres. Solo que ellos no han querido participar. Como les pasó en el 2005, cuando fueron las elecciones a la Asamblea Nacional, y como les pasó el 20 de mayo, cuando tampoco quisieron participar y más de 9 millones se expresaron libremente. Pero ellos no los ven. Ni los reconocen. Se olvidan que Henri Falcón, Bertucci, Quijada, fueron candidatos. El fracaso es el arte de la oposición. Ya todo el mundo sabe que es una de las peores oposiciones del planeta, porque fracasan internacionalmente. En la OEA, en la ONU, en la Frontera. En fin, ningún país del mundo tiene una oposición como la que tenemos nosotros. Y eso es bien lamentable