Porlamar
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El Poeta Chuchu Salazar Hamana
¡El poema! ¡La canción! ¿Cómo olvidarlas, si esos elementos primorosos jamás nos olvidaron?
Perucho Aguirre

31 Ene, 2019 | Porlamar, el parto más feliz del glorioso Pueblo de La Mar. Bucólico suero porteño de una civilización que nació, ahí, para darle tinte, colorido y perfume de bella de las once a la brisa de mar, sostén privilegiado de nuestras balandras y piraguas. Canturreo. De sublime amor, para las esperanzas.

Famoso puerto, por todo, pero, legítimamente más por la calidez y entusiasmo inigualable de sus hijos. Ahí nos hicimos. En aquel ayer. Que no supimos preservar.

¡No! Que ni siquiera soñamos que pudiera perderse con toda esa botijuela de sueños inoxidables, que nos obsequiara El Señor. ¿Quién lo podía imaginar? En esa entraña de sortilegios reales nació un muchacho llamado Jesús R. Salazar Hamana, popularmente “Chuchú”… El Puerto de Hernán Hernández León, de las angoletas de la plaza, “La María Rosario”, de Los Rosario y de Lencho “El Loco”. El de La Escuela Mariño y el de “Cachicato”, el chef mayor de La Margarita… Estudiábamos en el Liceo Rísquez, de La Asunción. La Ciudad.

La de encontrarnos los muchachos margariteños liceístas de aquel ayer, repito inoxidable.

Yo sabía que Chuchú creaba sus poemas, que algunas veces nos leía en un banco de la Plaza Bolívar de Porlamar, antes que llegara el bus con El Mono González, catcher del beisbol doble A y chofer. Nos llevaba a La Asunción… ¡Terrible! (porque la “jodedera” era de marca mayor) – Llegan a los liceos los aires de las milicias de cuando Pérez Jiménez y, Chuchú salió en la Militar.

Yo salí en la Naval ¡y dele! A Chuchú, ya de 2do año la explosión de una granada le daño un ojo y se retira de ahí. A mí me sacaron de la Naval, ya de guardiamarina, porque, no servía para eso! Chuchú sale de la Militar y pasa a la UCV a estudiar Ingeniería.

Y, jamás dejó de escribir sus poemas, tan es así, que concursó con una letra bellísima para escoger el Himno de la Federación de Centros Universitarios, FCU. Siguió creando todo cuanto pudo.

Eso no lo abandonó, jamás, y, jamás el poema le dio de baja a Chuchú ¿Por qué?... porque él sembró su hambre –la de su corazón encendiendo universos esplendorosos, en sus azules; los del Pueblo de La Mar-… ¡Infinitos! Porque enalteció su existencia viviendo las efervescencias y virtudes de su sanguíneo romance con La Margarita.

De sus itinerarios. ¡Emociones! … Porque Chuchú jamás vivió romances con sirenas y siempre tuvo pie en tierra buena y sueños reproductores. Sus amores. Semillas y lluvias, en aquel entonces, para nosotros, sequías y las vencimos! Las esperanzas. Surcos realizables. Amanecer y despertar con lo posible. Pájaros y serenatas…

¡El poema! ¡La canción! ¿Cómo olvidarlas, si esos elementos primorosos jamás nos olvidaron? No. Es que no nacimos para ser militares, pero, sí, para ser milicianos de la vida, la verdad y el amor…

¡Qué orgullo para sus amorosos padres, Jesús Salazar Bermúdez y Doña Rosa Hamana de Salazar!… De esa ilustre familia, de padres y hermanos: Rómulo, Víctor y Luzmila; todos se han marchado, excepto Víctor. Y, es de notar, que, Luzmila, en aquel ayer victorioso, alegre y bucólico ¡por demás! en unos de sus apoteósicos carnavales, el del 54, fue su reina y una de las más bellas de todos los tiempos… ¡Vainas! Chuchú nace el 29 de julio de 1936 y fallece el 02 de noviembre del 2013, llevándose su mapire y atarraya de ilusiones.

Entre tantos poemas Chuchú nos dejó éste, una perla tan brillante como la del Rey Pelé… “Cien negros se amontonan en la fosa común / cien cueros de negros rellenos de soberbia / Cien hijos / padres o esposos / que miran sin ver / ojos desorbitados… Sangre noble de negros derramadas a mansalvas / carne dura de los negros que servirá de alimento a las fieras nocturnas / semen derramado en los vientres de sus negras / transformados en infinitas y sedientas venganzas, negras (1960)…

¡Qué viva Chuchú, hermano, por siempre en uno de los bancos de la Plaza Bolívar del viejo Pueblo de La Mar, hoy, Porlamar! Siempre leyéndonos tus poemas antes de partir al Rísquez de La Asunción.

… ¿Habrá oído usted por casualidad el valse que canta Jorge “Perico” León “Mar Profundo”?, pues, la letra es del poeta Chuchú Salazar y la música de Edwin Ernández, con el grupo de los Hermanos Díaz (Abrahan, Ennio, Luisito, Nabor y Pedrito “Cuica”) Y un millón de gracias para la grata información suministrada por el ingeniero Enrique Fermín y la escritora Magaly Cedeño Campos.

¡Estupendo!, Como decía el maraquero Licho Guilarte!

¿Azul?




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