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Movilización y cambio
La Asamblea Nacional es el foro político por excelencia de una nación, es la expresión de la voluntad popular y el primer poder público de los países democráticos.
Luis Longart Guerra

15 Ene, 2019 | Las cartas están echadas. Nicolás Maduro ha realizado dos actos en organismos cuestionados, uno en la sede del Tribunal Supremo de Justicia y otro en la Asamblea Nacional Constituyente. Con ellos pretende darle legitimidad a un mandato presidencial desconocido tanto nacional como internacionalmente. Pero, realizó un tercer acto con la Fuerza Armada Nacional, componente institucional en el cual afincará su poder. Dichos actos fueron realmente pobres. Apenas cuatro (4) presidentes, entre ellos, Díaz Canel de Cuba y ese sátrapa llamado Daniel Ortega de Nicaragua.

Un hombre aislado en su propio continente, empeñado en imponer su gobierno a costa de todo, una minoría torva y corrupta que pretende seguir en el poder en nombre de un proyecto político fracasado, lo cual es “moralmente inaceptable” como lo sentencia la Conferencia Episcopal Venezolana.

¿Cuál ha sido la respuesta nacional e internacional a la jugada del régimen de Maduro?.

En el plano nacional, la Asamblea Nacional, único poder público legitimo en el país ha decretado en uso de sus atribuciones legales que no hay Presidente de la República, sino usurpación del poder por parte de Maduro y convocó a un cabildo abierto frente a la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Caracas y en todos los estados para que se discutan las proposiciones para la salida a la crisis que vivimos.

En la esfera internacional, el Grupo de Lima y la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobaron desconocer el mandato de Maduro y lo mismo ha hecho la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá. Sólo Rusia, China, Turquía e Irán reconocen a Maduro y en Latinoamérica con posiciones tibias México y Uruguay y los conocidos aliados de Cuba, Nicaragua, Bolivia y El Salvador.

En el artículo anterior afirmamos que tenemos confianza en las acciones que emprenda la Asamblea Nacional y el Frente Amplio Venezuela Libre. Hoy lo ratificamos.

La Asamblea Nacional es el foro político por excelencia de una nación, es la expresión de la voluntad popular y el primer poder público de los países democráticos. Nuestros diputados han defendido la Constitución y las leyes y han luchado contra un régimen que ha convertido a la Carta Magna en un “librito” de hacer trampas y marramuncias de cualquier tipo.

Han electo a Juan Guaidó un joven luchador, inteligente y capaz, que cuenta con el respaldo de la mayoría de los venezolanos para iniciar el camino difícil para la recuperación de la democracia. Su tarea no es fácil, si nos atenemos a la falta de escrúpulos de quienes detentan el poder. Es hora de la política sensata y madura, de pasos firmes y seguros, sin ceder a la presión de inútiles radicalismos. Guaidó ha llamado a grandes movilizaciones el 23 de enero, una fecha histórica que recuerda nuestra vocación democrática contra la autocracia y el militarismo.

Allí está la Constitución en sus artículos 233,333 y 350. Nuestro pueblo y a la Fuerza Armada les corresponden recuperar la democracia y sacar al país de este inmenso lodazal de corrupción. No hay otra salida que la movilización nacional para lograr el cambio que nos merecemos.




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