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29 de marzo de 2024





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Hora de reflexionar
Es necesario volver a la humildad tan solicitada por Chávez en los momentos de victorias para preguntarnos si de verdad lo estamos haciendo bien en el gobierno, si de verdad verdaíta estamos construyendo el socialismo, para reflexionar si sólo nos interesa el poder por el poder en sí mismo o por prestar un servicio al pueblo.
Pedro Salima

15 Dic, 2018 | No es de esperar que nuestra clase política acepte de buenas a primeras que estamos en el momento de reflexionar. La alta abstención en el reciente proceso electoral, obliga a ello. Cada proceso electoral son menos los chavistas que asisten a votar y también son más los chavistas que, si bien se niegan a sumarse a la abstención, optan por votar nulo. A pesar de ello, no es fácil que quienes disfrutan de las mieles del poder andén pensando en reflexionar. Les debe resultar una ladilla, en especial cuando se ganan elecciones por falta de competencia. También es justo reconocer que la soberbia, la prepotencia y la arrogancia en nada ayudan a la posibilidad de reflexionar.

Es necesario volver a la humildad tan solicitada por Chávez en los momentos de victorias para preguntarnos si de verdad lo estamos haciendo bien en el gobierno, si de verdad verdaíta estamos construyendo el socialismo, para reflexionar si sólo nos interesa el poder por el poder en sí mismo o por prestar un servicio al pueblo.

Por su parte, en el campo de la oposición la reflexión es algo ajeno a sus dirigentes. Las ambiciones de poder se colocan por encima de toda lógica. Cada uno de los cabecillas aspira a ser impuesto en Miraflores por las fuerzas internacionales que pudiesen intervenir con armas en nuestro país. Contrarios a la participación electoral esperan que sean gobiernos extranjeros los que hagan el trabajo de derrocar a Maduro. Mientras tanto varios dirigentes opositores viven muy cómodos en el extranjero, en lujosas residencias, con los gastos y lujos pagos por los gobiernos de otros países.

Por supuesto, tanta comodidad, tanto lujo, tanto depender del otro conspiran contra cualquier intento de reflexión. Mientras la clase política continúa en lo suyo, de acuerdo a sus intereses, el pueblo sigue padeciendo ante la avaricia de los empresarios, el deterioro de los servicios públicos y los anuncios incumplidos del gobierno.




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