9 Dic, 2018 | El envejecimiento es un proceso de deterioro fisiológico, progresivo e irreversible, que nos acerca cada vez más a la muerte. La edad se manifiesta no solo en nuestros cuerpos, sino también en cambios de decisiones, gustos y actitudes.

Las personas que han basado sus valores en la belleza física y la apariencia corporal, tienen más dificultad para admitir la vejez. Mientras que aquellos que la asumen como una meta de vida, con cambios y adaptaciones, experimentan un mejor proceso de senilidad debido a su actitud positiva.

La manera de adaptarnos al envejecimiento, a las limitaciones y enfermedades que se presentan marca la diferencia entre: aceptar la vejez y vivirla plenamente, sin privarse de nada; o rechazarla porque nos limita a realizar ciertas actividades con la misma facilidad o velocidad.

La vejez es el tiempo de consolidación de la persona, es una época que confronta al individuo consigo mismo, porque en ella se exhiben cambios fundamentales como el desprendimiento de varios elementos que conforman nuestra vida, la jubilación del trabajo, el alejamiento de los hijos, la separación o muerte del cónyuge, la muerte de los padres, amigos y sobre todo, la pérdida de habilidades físicas. Todos estos duelos marcan profundamente.

La vejez debe ser vivida como cualquier otra etapa, de forma positiva, viviendo la oportunidad de seguir adelante. Depende de cada quien como vivirla. Nos leemos en 8 días. Que la Virgen les mantenga bajo su manto protector.