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28 de marzo de 2024





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La navidad express y San Nicolás
Ante la oferta del Sr. Maduro, ¿quién no se achicopala y desconcierta si apenas tiene para comer? No puede uno ocultar la envidia ante los miles de margariteños que viajarán a Turquía.
Ramón Ordaz / rordazq@hotmail.com

15 Nov, 2018 | Definitivamente uno es el enemigo, el aguafiestas, el que padece de cólera, el que anda marcado por las calles como los leprosos en la Edad Media, el que nació un día que Dios estaba enfermo, como Vallejo; el que anda por la ruta equivocada, el que carece de pan y vino para engrasar su cerebro, el bruto que embiste contra tantas inteligencias en el poder, el solitario que dialoga con los cantos rodados que arrastra la resaca, el inútil profesor de energía que va a la zaga de la palabra éxodo, la guarura que sopla en la inmensidad de la noche, mientras se apagan las islas de los viejos navegantes del Orinoco; el que pela los cables y se los come como golosinas que arrojan el olvidado Tío Sam, la incorrecta Hilary, la impecable Melania; el oscuro ciudadano de una polis que ahora es cementerio y basurero, el que imita el plato gourmet de la quinta esencia de ungidos y enchufados: queso duro y fiambre; el que lanza las barajas para tentar el azar y no caen cartas sino sardinas; el que quiere gritar pero lo ahoga el llanto de los muertos, el que alimenta la hidra en los extramuros y espejismos del día que vendrá, el que sufre la sed del calamar y el tentáculo del pulpo, el que se santigua bajo el verdor de la cuica y conversa con el viento que se detiene entre los frutos del guatapanare, el que declama su chulinga y se queja al atardecer con el canto del garrapatero, el que extraña al cardenal y los chiritos de la virgen, el receloso, el esquivo, el novio tonto de una de las hijas de María, el longevo sin patria ni constitución, el desamparado de las viejas luces, el que repetía a Leonardo “Ogni torto si dirizza”, todo lo torcido se endereza, pero solo, entre cardones y tunas, todo sigue igual como el primer día de Dios, entonces uno se enlobreguece, se enrabia y refunfuña cuando el consorte de Cilia y voz de la república nos dicta su última parábola: “Si usted quiere comprar unos pasajes porque tiene que pasar unas navidades en Estambul, usted puede comprar la cantidad de petros en bolívares…y viajar a Estambul, una ciudad bellísima y disfrutar de una vacaciones, una semana…”.

Así las cosas, ¿quién no se siente perdido en el espacio? Una hipocresía tras otra se suman a la grandeza de esos cadáveres exquisitos como Luis Britto García, quien, mañoso e ilustrado servidor, declara siempre sobre el lugar común y lo archisabido; oficio de diletante de la política cuya compensación suponemos la cuantifica en euros, oro y petros. Ante la oferta del Sr. Maduro, ¿quién no se achicopala y desconcierta si apenas tiene para comer? No puede uno ocultar la envidia ante los miles de margariteños que viajarán a Turquía y que, seguramente, comerán carne en el restorán del chef Salt Bae.




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