11 Nov, 2018 | “¿Qué le pasa, sobrino? Lo noto un tanto contrariado, como si hubiera agarrado tal tibiera que ya hasta parece un ciempiés miao”. Como siempre, el tío Caballo Rojo lee con certeza mi estado anímico al ver mi cara y, con su particular jocosidad, logra arrancarme una media sonrisa al traer a mi mente la imagen del animalito de múltiples patas retorciéndose agresivamente bajo el chorro de orina de un muchacho travieso.

“Cuente, cuente” me conmina y yo, para satisfacer su curiosidad y quitármelo de encima, le refiero que hace más de un mes se murió mi teléfono residencial y hasta el presente ha sido imposible lograr su resurrección, pese a haberlo intentado por todos los medios a mi alcance, que en realidad no son muchos, porque aparte de reportar la avería ya no tienes más opción que esperar lo que ahora puede calificarse como un milagro.

“Lo oigo hablar, sobrino, y comienzo a añorar aquella cuña de televisión donde aparecía una señora hablando con sus nietos y otras personas comunicándose por el botutico todos felices y al final, aquella grata voz diciéndonos que Cantv unía a la gente. Creo que eran los tiempos en que Gustavo Roosen presidía esa compañía que para ese momento era privada”.

Caballo recuerda que además de llamar al 15 15 para reportar la avería, uno tenía la posibilidad de ir a la oficina de la empresa en Porlamar y presentar el reclamo por taquilla y en corto tiempo veías el resultado de tus diligencias; pero ahora las cosas han cambiado.

Cierto, le digo, porque en esta oportunidad yo hice el famoso reporte y como no pasaba nada, me fui al edificio sede de la empresa en Porlamar y nadie pudo darme razón alguna. Después visité la oficina que está en el Sambil y nada. Hace quince días me enteré que hay un departamento en la gerencia regional en Puerto La Cruz, Anzoátegui, que atiende casos como el mío, una amable joven de dulce voz recibió mi reporte y prometió hacerlo llegar a las personas competentes, pero todavía espero el milagro.
“Bueno, sobrino, pero tampoco es para tanto, porque hoy en día con tantos celulares usted puede comunicarse con cualquiera y a la hora que sea”.

A esto replico que no poder hablar por teléfono es un serio problema, pero no es el mayor en mi caso, pues asociado a la línea residencial está el servicio de internet, mediante el cual hago la mayor parte de mi trabajo, que es lo que me permite sobrevivir con cierta dignidad en estos tiempos de crisis. ­­“Ahora entiendo su calentera, sobrino, porque sin ese servicio la platica se le pone escasa y sus tareas profesionales se dificultan. Quién iba a pensar que en tiempos de revolución el trabajo de la Cantv ya no es unir a la gente, aunque ahora que lo pienso, está logrando que todos los venezolanos rumiemos juntos nuestra tibiera, de lo cual algo bueno puede salir”.