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23 de abril de 2024





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Sobre la paciencia, la ira y la agresividad. Parte I
Pensé, si la paciencia es el antídoto a la agresión, tal vez lo voy a intentar. En el proceso he aprendido mucho acerca de lo que es la paciencia y de lo que no es. Me gustaría compartir con Uds. lo que he aprendido.
Ubaldo Beade @ubeade ubeade@gmail.com

8 Oct, 2018 |

"Podemos suprimir la ira y la agresión o expresarlas, ambas formas empeorarán las cosas para nosotros y para los demás. O podemos practicar la paciencia: esperar, experimentar la ira e investigar su naturaleza".

Pema Chödrön

Las enseñanzas budistas nos dicen que la paciencia es el antídoto a la ira y la agresión. Cuando sentimos la agresión en todas sus formas, el resentimiento, la amargura, ser muy críticos, quejarnos etc., podemos aplicar las diferentes prácticas que nos han sido dadas y todos los buenos consejos que hemos escuchado y que hemos dado a otras personas. Pero que a menudo no parecen ayudarnos. Por eso esta enseñanza acerca de la paciencia captó mi interés hace unos años, porque es muy difícil saber qué hacer cuando uno siente ira y agresión.

Pensé, si la paciencia es el antídoto a la agresión, tal vez lo voy a intentar. En el proceso he aprendido mucho acerca de lo que es la paciencia y de lo que no es. Me gustaría compartir con Uds. lo que he aprendido.

Para empezar, aprendí acerca de la paciencia y el cese del sufrimiento. Se dice que la paciencia es una manera de desmontar la agresión. Me estoy refiriendo a la agresión como sinónimo del dolor. Cuando nos sentimos agresivos y en cierto modo esto se aplicaría a cualquier sentimiento fuerte, hay una enorme tendencia que nos empuja a querer conseguir una resolución. Duele tanto sentir la agresión que queremos que se resuelva.

Entonces, ¿qué es lo que solemos hacer? Hacemos exactamente lo que va a escalar más la agresión y el sufrimiento. Atacamos; devolvemos el golpe. Algo hirió nuestros sentimientos y al principio hay una cierta suavidad en nosotros, si eres rápido, puedes capturarla, pero por lo general ni nos damos cuenta que hay alguna suavidad. Te encuentras en medio de un estado mental ardiente, ruidoso, pulsante, "solo-deseo-vengarme" de alguien: Esto tiene una calidad muy dura. Con tus palabras o tus acciones, cuyo fin es escapar del dolor de la agresión, creas más agresión y dolor.

En ese momento, paciencia significa hacerlo con inteligencia: detenerte y esperar. También tienes que callar, porque si dices algo va a sonar agresivo, incluso si dices: "Te amo."

Una vez, que estaba muy enojada con un colega, lo llamé por teléfono. Ni siquiera recuerdo porque estaba molesto, pero en ese momento yo no podía dormir por lo furioso que estaba. Traté de meditar con mi ira, trabajar con ella, y hacer las prácticas, pero nada ayudó, entonces simplemente me levanté en medio de la noche y lo llamé. Cuando respondió el teléfono, todo lo que dije fue: "Hola, Andrés." Pero él me preguntó de inmediato: "¿Hice algo mal?". Pensé que pondría una capa muy dulce sobre lo que realmente estaba sintiendo y diría algo agradable, acerca de todas las cosas malas que él había hecho, sean lo que fueran. Pero sólo por el tono de mi saludo, él lo sabía. Así es la agresión: no puedes hablar porque todo el mundo va a sentir las vibraciones. No importa lo que salga de la boca, es como si estuvieras sentado sobre un barril de dinamita que está vibrando.

La paciencia tiene mucho que ver con actuar con inteligencia en ese momento y no hablar ni hacer nada. Por otra parte, también significa ser completa y totalmente honesto consigo mismo, sobre el hecho que estás furioso. No estás ignorando nada, la paciencia no tiene nada que ver con la represión. De hecho, tiene todo que ver con una relación amable, honesta con uno mismo. Si esperas y no alimentas tu pensamiento discursivo, puedes ser honesto sobre el hecho de que estás enojado. Pero al mismo tiempo puedes abandonar el diálogo interno. En ese diálogo estás culpando y criticando, y luego, probablemente sintiéndote culpable y castigándote a ti mismo por hacerlo. Es una tortura, porque te sientes mal por estar tan enojado, y al mismo tiempo estás realmente muy enojado, y no puedes dejarlo. Es doloroso experimentar esta horrible confusión. Al mismo tiempo, espera y eres paciente con tu confusión y el dolor que la acompaña.

La paciencia tiene una cualidad de enorme honestidad, pero también tiene una cualidad de no escalar las cosas, ofreciendo mucho espacio a la otra persona, para hablar, para expresarse, mientras que tú no reaccionas, a pesar de que dentro de ti estás reaccionando. Dejas las palabras simplemente estar allí.

Esto sugiere la ausencia de miedo que va con la paciencia. Si practicas el tipo de paciencia que conduce a la reducción de la agresión y la cesación del sufrimiento, estarás cultivando un enorme coraje. Realmente llegarás a conocer la ira y cómo engendra palabras y acciones violentas. Verás todo el proceso sin actuar. Cuando practicas la paciencia, no estás reprimiendo la ira, solo estás sentado allí, con ella, conteniendo tu agresión. Como resultado, llegarás realmente a conocer la energía de la ira y también a saber a dónde conduce, incluso sin ir allí. Has expresado tu enojo tantas veces, que sabes a dónde te llevara. El deseo de decir algo cruel, chismorrear, calumniar, o quejarse, para lograr de alguna manera deshacerte de esa agresión, es como un maremoto. Pero te das cuenta de que este tipo de acciones no consiguen librarte de la agresión; sino que la aumentan. En lugar de eso eres paciente, paciente contigo mismo.

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