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28 de marzo de 2024





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El país ilusorio y el país real
Dos países coexisten hoy en Venezuela. El país real que sufre, desespera y se encierra en su miseria y el país ilusorio de la nueva clase, creado por ella y para satisfacción de sus necesidades e intereses.
Walter Castro Salerno

6 Oct, 2018 | Tumbado exánime e inoperante el servicio público de salud e higiene, con resurgencia de enfermedades que habían sido eliminadas en Venezuela en la década de los años 50 del siglo XX, / programa de Gabaldón con el DDT en áreas urbanas y rurales/, paralizada en sus ¾ partes la maquinaria industrial y agrícola, vuelto chatarra el parque automotor, arrasado el ambiente, destruido el poder adquisitivo de la moneda ante la hiperinflación más alta del mundo, y marginado de la comunidad internacional, el gobierno venezolano de la nueva clase persiste en la mendacidad y mañosos trucos para esconder esa realidad.

Pretende nada menos que lucir y vender, mucho más hacia fuera que hacia dentro, la imagen de una nación prospera, pletórica de riquezas, saludable, víctima de una artera y grosera guerra económica. ¿Y como entonces ir a tenderle la mano, allí en Nueva York, al ser diabólico que propicia, emprende y realiza esa guerra económica? La metamorfosis sufrida por la crisálida de la llamada "revolución bonita", se observa en el vuelo de esa mariposa de alas oscuras que ha venido danzando sobre el pueblo venezolano en los últimos tiempos: Hambre, la penuria diaria a fin de obtener víveres y medicamentos, indefensión ante bandas criminales, y la constante y tensa incertidumbre.

La cara de la revuelta bonita, la faz de la grande esperanza chavista, iniciada al fin de la década de los 90, aquellas brillantes expectativas, el rostro del quijotesco ideal, tornaronse ahora en una fea, horrible máscara de miseria, dolor y sufrimiento.

Dos países coexisten hoy en Venezuela. El país real que sufre, desespera y se encierra en su miseria y el país ilusorio de la nueva clase, creado por ella y para satisfacción de sus necesidades e intereses. Las contradicciones entre ambos son tanto insolubles e inatajables, como insoportables. Enfrentados estos dos países, es decir las clases sociales que en ellos se hallan, en una lucha severa, callada, llena de ira, y en una etapa crucial de la historia venezolana. el resultado es impredecible.




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