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28 de marzo de 2024





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La mojiganga en la identidad insular
Todo era dominado por un ambiente burlesco. Las mojigangas podían formar también parte de fiestas espontáneas
Verni Salazar

4 Oct, 2018 | En mi infancia, al cometer una travesura, mi bisabuela Isaac Velásquez, al regañarme expresaba: -Este muchacho sí es mojiganga…!

Era común que nuestra gente al referirse a personas bochincheras, echadoras de vainas, contadores de cachos, les decían: -A bicho pa’ mojiganga.

La palabra “mojiganga” debe haber llegado a estos lares con los españoles, ya que por esos predios, durante el siglo XVII, se designó con este nombre a una pieza dramática breve, de origen carnavalesco; antes se le designaban como mojigangas a individuos con vestidos estrafalarios y coloridos que participaban en las celebraciones carnavalescas, más tarde el término pasó a designar a las obras cuyos personajes vestían con disfraces ridículos.

Las mojigangas daban primacía al espectáculo por encima del argumento textual, la diversión dependía de la música, del baile, de las decoraciones escénicas, pero sobre todo de los vistosos trajes fantásticos de los actores.

Eran representadas en la calle durante las fiestas del carnaval sobre carros muy adornados. Cada gremio se encargaba de organizar la suya y por lo tanto había competencia en cuanto a conseguir mayor vistosidad y alegría. Durante el espectáculo se pedía a los asistentes que acudieran con máscara, para sentirse integrados a la fiesta, y danzaran junto con los actores, con lo cual pasaba a formar parte de la coreografía.

Todo era dominado por un ambiente burlesco. Las mojigangas podían formar también parte de fiestas espontáneas como, por ejemplo, las originadas a causa del nacimiento de los infantes o infantas, suceso que motivaba que el pueblo se lanzara a la calle a festejar. Debido a su carácter grotesco y bullicioso fueron prohibidas durante el siglo XVIII.

El lenguaje coloquial del insular se fue construyendo con la variada influencia del resultado primero de la llegada del europeo (españoles y portugueses) y luego con la presencia forzada del africano, que dieron como resultado un léxico sumamente rico en términos y vocablos de muy diversa variedad, con características tan particulares que resulta fácil diferenciar este dialecto con respecto a los habitantes del resto del país.

Con el tiempo, este peculiar acento y vocabulario se ha ido menguando con el contacto con otras, que se pueden llamar más universales; pero en la mayor de las veces muy alejadas de nuestra identidad, influyendo de una manera muy preponderante en las formas de tratamiento y comunicación a las que se habían acostumbrado los insulares.
Diría mi abuela Petra: -Dime tú... es mejor que se junten, los privantes, cambamberos, guarandingas, pretenciosos, repugnantes y mojigangas, que los morgallas.

Los mojigangueros siguen alegrando el gentilicio de esta tierra, porque forman parte de nuestra Identidad y #YoSoyIdentidad.




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