Barcelona obligado una vez más a responder. / Foto: CORTESÍA @FCBarcelona_es

22 Sep, 2018 | Barcelona. Con la polémica del partido de Miami en el escenario, Barça y Girona disputan su segundo derbi liguero en el Camp Nou con el plano azulgrana puesto en mantener sus números inmaculados. Contando sus partidos por victorias, el campeón ha visto descolgarse de buenas a primeras a Atlético y Valencia por lo que, mirando de reojo al Real Madrid, entiende imprescindible proseguir ese camino liguero que tan buenos réditos le ha dado de entrada.

Entrada a otra semana con tres partidos previa a viajar a Londres para vérselas con el Tottenham en la segunda jornada de la fase de grupos en Champions, el partido ante el Girona se aventura como el oportuno para que Valverde revuelva el once inicial, especulándose con la entrada de Lenglet en el centro de la zaga junto a Piqué, teniendo en cuenta la baja por sanción de Umtiti en Wembley, y, quizá, la presentación de Arturo Vidal.

El chileno podría tomar el puesto de Ivan Rakitic, indiscutible en los primeros seis partidos oficiales de la temporada y al que el entrenador estudiaría dar descanso... Teniendo en cuenta que Sergio Busquets fue, en San Sebastián, el primer intocable a quien Valverde dejó en el banquillo, publicó ESPN.

CONTROL Y VIGILANCIA

Goleado por el Real Madrid en Montilivi, el Girona llega al Camp Nou con dos victorias consecutivas a sus espaldas, capaz de vencer en Villarreal y derrotar al Girona en sendos encuentros en que varió Eusebio sus planteamientos, arropando más su portería y utilizando con éxito el contragolpe.

A ello deberá atender el Barça, consciente de que su dominio con el balón le ha provocado no pocos problemas en el repliegue, que afloraron tanto en San Sebastián, donde la magnificencia de Ter Stegen fue vital, como en su debut continental ante un PSV que antes de caer goleado tuvo varias opciones peligrosas a la contra que dejaron al descubierto esas dificultades defensivas.

Entre las rotaciones y la obligación de sumar los tres puntos, alrededor del conjunto azulgrana aflora la habitual discusión referida al estilo y la brillantez del juego, visto en cuentagotas a pesar de los buenos resultados y que pone en el escenario la incomodidad que empieza a verse en un Valverde tan inalterable en sus planes como desconcertado con algunas críticas que se entienden, incluso, exageradas.