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Siembra bajo el manto de la Virgencita Los trabajadores de la tierra en los diferentes sectores del estado se encomiendan a la Patrona del Oriente. Mario Guillén Montero | @imathiox
Nicolás Tineo reunió dinero para hacer una gruta a la Virgen del Valle en su conuco en El Tirano. / Foto: OLYANA MARCANO @olymarcano 8 Sep, 2018 | Los agricultores neoespartanos son fieles creyentes de la Virgen del Valle. Cada vez que emprenden una nueva siembra encomiendan su éxito a la Patrona del Oriente que según afirman nunca los abandona. Los trabajadores de la tierra siempre se han encomendado a la Virgencita pues afirman que ella intercede por ellos no solo en el trabajo, sino en todos los aspectos de la vida. Así lo afirmó el conuquero Nicolás Tineo, quien tiene sus parcelas en la calle La Vega de El Tirano, municipio Antolín del Campo, donde tiene una gruta con la Virgen del Valle. Las peticiones que le hace este agricultor no son muy diferentes a las que hace cualquier otro devoto: salud, prosperidad y protección a su familia. Como conuquero ha tenido episodios con el tema de la sequía, por lo que siempre le pide que el agua nunca falle. “Como cosas de Dios y de la Virgencita, luego de un tiempo descubrí que hay un pozo en el terreno, a unos nueve metros de profundidad, desde entonces no me falta agua”. Afirmó que toda su familia es creyente de la Virgen del Valle. “Todos la amamos y creemos en ella pues es la Madre de Dios y la protectora de todos los margariteños”. Uno de los milagros más antiguos de la Virgen del Valle es el de la lluvia de 1608, cuando una fuerte sequía azotaba a la Perla del Caribe. Según los historiadores, esta trajo la muerte de los animales y la sequía de las tierras que impedía la agricultura. Como último recurso, los pobladores de El Valle sacaron en procesión hasta La Asunción a la Virgencita. Durante esa caminata se originó el milagro, pues un fuerte torrencial cubrió a los fieles y todo floreció de nuevo. Rainer Salazar, agricultor de la finca “Mi angelito”, en El Dátil, municipio Díaz, también es muy devoto de la Patrona del Oriente. “Mi madre me enseñó a creer en ella, a rezarle, pedirle y darle las gracias en todo momento. Cada vez que emprendo una nueva siembra me encomiendo a ella”.
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