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Los derechos culturales “Soy la armadura donde se resisten y sostienen mis generaciones… Soy identidad”. Verni Salazar
Casa de la Cultura Ramón Vásquez Brito. / Foto: OLYANA MARCANO @olymarcano 26 Jul, 2018 | En la Declaración de Friburgo de Los Derechos Culturales, el 7 de mayo de 2007, en su artículo 1° expresa: “Los derechos enunciados en la presente Declaración son esenciales para la dignidad humana; por ello forman parte integrante de los derechos humanos y deben interpretarse según los principios de universalidad, indivisibilidad e interdependencia...” El artículo 2 define los términos cultura, identidad cultural y comunidad a. El término "cultura" abarca los valores, las creencias, las convicciones, los idiomas, los saberes y las artes, las tradiciones, instituciones y modos de vida por medio de los cuales una persona o un grupo expresa su humanidad y los significados que da a su existencia y a su desarrollo. b. La expresión "identidad cultural" debe entenderse como el conjunto de referencias culturales por el cual una persona, individual o colectivamente, se define, se constituye, comunica y entiende ser reconocida en su dignidad. c. Por "comunidad cultural" se entiende un grupo de personas que comparten las referencias constitutivas de una identidad cultural común, que desean preservar y desarrollar. De modo que la cualidad o estilo de vida que da forma a nuestra cultura insular, está constituido por el conjunto de prácticas, creencias, valores, objetos, tradiciones, entre otras, que dan sentido a nuestra margariteñidad y nuestra identidad puede ser admitida entonces como el proceso de construcción que da significado y expresión a lo que nos caracteriza como comunidad, con el enfoque y la cohesión en función de ciertos elementos culturales. Nuestra identidad es el cimiento en el que se sostienen todos los rasgos significativos de nuestra margariteñidad, que viene a ser un sentimiento característico de todos los nacidos aquí, y de los que han venido allende los mares, la sienten, la viven, la comparten y defienden, y que hemos definido como “una práctica que atestigua la lealtad, la probidad y el apego a unos valores que viabilizan y proporcionan un comportamiento que gira alrededor de una pasión inculcada de generación en generación, por nuestra insularidad”. Al tener presente la Declaración de los Derechos Culturales, nos dan el empuje y la legalidad para seguir luchando por lo que somos como pueblo cuando nos dice:
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