13 Jul, 2018 | Vaya que le han dado duro al Gobierno sandinista de Nicaragua. Con una excusa pendeja se lanzaron a la calle. Apenas comenzaron las protestas pidieron la renuncia del presidente Daniel Ortega, aunque este hubiese ganado las últimas elecciones con un amplio margen.

Contra Venezuela se acentúa la crisis económica y social, además del boicot financiero.

Aparte de ello, en lo interno, la corrupción, el burocrático, la inercia corriente, las bases del proceso bolivariano. Tal es el deterioro que dentro del chavismo el descontento es inocultable y cada día se expresa con más fuerza, solo que el Gobierno no responde.

Se reactivan las medidas contra el pueblo cubano. Se activan tribunales contra Rafael Correa, tal como se hizo contra Lula. Andan buscando la manera de enjuiciar a Cristina en Argentina. A la bestia le preocupa la salida de Rajoy del Gobierno español. No es que el nuevo jefe de Gobierno y el PSOE sean confiables, pero al menos no tendrán como prioridad envainarle la vida a Maduro. Otra razón para que la bestia ande de malas es el triunfo de López Obrador en México. Por mucho que el líder de Morena ha cedido en su discurso y propuesta, no es lo mismo un Gobierno mexicano a la cabeza de la campaña contra Maduro a un Gobierno mexicano que opte por el respeto a la autodeterminación de los pueblos. Preocupa a la bestia que Lula pueda salir libre para ser electo presidente de Brasil, tal como dicen las encuestas. Preocupa a esa bestia, lo muestran las encuestas en Argentina. Cristina puede regresar las próximas elecciones. De allí el peligro de una bestia furiosa.

Algunos datos nos indican que la bestia es muy peligrosa. Datos oficiales recabados por el senador republicano Rand Paul, muestran que la dupla George W. Bush/Tony Blair lanzó 70 mil bombas contra cinco países con los que Estados Unidos no estaba en guerra, solo que Dios permisó a Bush a ponerle fin al terrorismo luego de lo sucedido el 11/S. Durante esos ocho años de Bush, la bestia lanzó un promedio diario de 24 bombas, es decir, 8 mil 750 al año. Durante los años del pacífico Obama, la dupla fue con la OTAN y la cifra aumentó a un promedio de 34 bombas diarias, 12 mil 500 anualmente (100 mil en ocho años), lanzadas contra siete países. En el primer año de Trump el promedio de bombas pasó a 121 diarias (una cada 12 minutos) con un total anual de 44 mil 96. Tal ha sido la actuación de la bestia que el comediante norteamericano, nada sospechoso de comunista, Lee Camp, afirma que vivimos en un estado de guerra perpetua sin darnos cuenta.

Lanzar bombas como si fuese un juego es parte de la guerra que emprende la bestia contra los países que no aceptan sus condiciones y mandatos.