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La pedagogía del amor en el contexto de los derechos humanos
La responsabilidad de los dirigentes de la educación en el país es ineludible; los docentes, profesores, están obligados a transformar la realidad y, por ende, desarrollar una gestión educativa en donde uno de los principios, valores y fines de la educación es fomentar el respeto a la dignidad de las personas y la formación transversalizada por valores éticos de tolerancia, justicia, solidaridad, paz, respeto a los derechos humanos y la no discriminación.
Carmen Sulay Rojas | @_CarmenSulay

26 Jun, 2018 | La educación de los derechos humanos y la pedagogía del amor estrechan sus lazos afectivos para que la gestión educativa sea transformada y logre concretarse a partir de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999), en donde la educación es concebida como un derecho humano y un deber social de carácter humanístico, fundamentado en el respeto a todas las corrientes del pensamiento, que busca desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social consustanciados con los valores de identidad nacional, con una visión latinoamericana y universal.

Ciertamente, la pedagogía del amor y la educación de los derechos humanos unidos a una sola voz y en luz encendida iluminarán el camino de todos los integrantes de la comunidad educativa, la cual está conformada por padres, madres, representantes, responsables, estudiantes, docentes, trabajadores administrativos, obreros y demás personas involucradas en las instituciones y centros educativos.

En estos momentos el Ministerio del Poder Popular de la Educación (MPPE) ofrece un Diplomado Nacional de Formación de Docentes, el cual tiene como propósito formar a los docentes que aspiran a ejercer las funciones directivas desde el enfoque de una gestión participativa y protagónica que impulse los procesos de transformación pedagógica e institucional en todo el subsistema de educación básica. Asimismo, busca diseñar colectivamente las orientaciones nacionales hacia el logro de una educación liberadora y emancipadora, que contribuya al pleno desarrollo de las potencialidades humanas y la formación de un nuevo republicano como sujeto comprometido con la democracia participativa y protagónica. Y además contempla en uno de sus ejes de estudio la pedagogía del amor, el ejemplo y la curiosidad.

La oportunidad es única para recordar al ente rector en materia educativa que sigue en deuda con la sociedad, por cuanto la formación permanente de los corresponsables de la administración educativa y para la comunidad educativa en la Educación de los Derechos Humanos es ineludible. Y como bien dice Humberto Maturana (1996), "sólo se puede amar amando, basta mirar lo que le pasa al niño cuando uno lo acepta en su intimidad y legitimidad. Creo que esa es la experiencia más conmovedora que uno puede tener con un niño (…) en el momento en que el niño acepta la convivencia con uno, pero lo hace sólo cuando está reconocida su dignidad" (p. 50).

La responsabilidad de los dirigentes de la educación en el país es ineludible; los docentes, profesores, están obligados a transformar la realidad y, por ende, desarrollar una gestión educativa en donde uno de los principios, valores y fines de la educación es fomentar el respeto a la dignidad de las personas y la formación transversalizada por valores éticos de tolerancia, justicia, solidaridad, paz, respeto a los derechos humanos y la no discriminación.

Es imprescindible recordar al Maestro de América (Prieto Figueroa, 2012), quien expresa a los maestros venezolanos como conductores de la educación: "Ustedes son dirigentes de la educación en el país. En sus manos está la conducción de todo el proceso educativo de los adolescentes venezolanos y en ustedes está centrada una responsabilidad a la cual no podrían escapar ni aun cuando lo quisieran, porque esa responsabilidad es inherente a los cargos de dirigentes de un grupo de maestros y de alumnos". (p.116).

Esta visión de la pedagogía del amor y educación de los derechos humanos deja a los docentes, profesores y directivos la enorme responsabilidad de mejorar la escuela pública, de ser eficaces en los procesos escolares y de elevar la calidad de la enseñanza en, por y una educación como derecho humano y deber social fundamental orientada al desarrollo del potencial creativo de nuestra sociedad.




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