2 Jun, 2018 | Pese al empuje de las fuerzas progresistas, la derecha rancia colombiana se impuso con más de 10 millones de votos en la segunda vuelta electoral. El uribismo regresa al poder y con él, las sombras de la política del narcoparamilitarismo se fortalecen contra los intentos de lograr la paz en ese país.

Mucho es lo que ha costado a Colombia acceder a la paz. Más de 200 largos años de guerra. Cientos de miles de asesinatos, desaparecidos, torturados. Millones de refugiados pululan por el mundo como diáspora sin patria y sin destino. Gana Iván Duque y con él, el verdadero ganador, Álvaro Uribe, un hombre acusado de las más atroces barbaridades, denunciado ante los tribunales internacionales por ser fundador del paramilitarismo criminal, quien seguramente será el presidente del Congreso.

La izquierda con Petro a la cabeza obtuvo una alta votación superior a los ocho millones de votos, lo que le da un sólido piso político de cara a las elecciones del 2022. Estas votaciones muestran una Colombia distinta. El bipartidismo liberal-conservador ha desaparecido prácticamente. Nuevos movimientos políticos surgen a la arena política.

Importante destacar lo que será la política de Iván Duque hacia Venezuela, creemos no será nada distinta a la seguida por Santos de la mano de USA. De hecho ya ha anunciado que no reconocerá al presidente Maduro y que no enviará embajador a Caracas. Esa política será mucho más agresiva y altamente peligrosa.

El acuerdo suscrito con la OTAN será profundizado enfilando sus baterías contra la Patria de Bolívar. Posiblemente nuevas bases militares sean instaladas en territorio colombiano. El binomio Uribe-Duque serán los aliados imperiales contra Venezuela.

Cualquier desliz puede ser la justificación de una intervención militar de Colombia a Venezuela, lo que abriría el camino para una balcanización del territorio venezolano, tesis que maneja el Departamento de Estado norteamericano para derrocar al Gobierno del presidente Maduro y poner fin a la Revolución Bolivariana.

Por supuesto que la Cancillería venezolana estará muy pendiente de esta situación. La audacia en el manejo del Derecho Internacional será menester para hacer frente a las maniobras que desde la OEA impulse el imperialismo contra Venezuela. El pueblo venezolano, amante de la paz, seguirá manteniendo muy en alto las banderas de su soberanía e independencia y pugnará por la solución pacífica a los conflictos internacionales. Los resultados son promisorios en cuanto a una lectura de los resultados electorales en el sentido de que el uribismo tendrá en el progresismo, con la alta votación obtenida, un contenedor que le hará resistencia.

El interés de Duque-Uribe por desmontar los Acuerdos de Paz no le será tarea fácil. Colombia ansía la paz, Duque no podrá derrotar este genuino sentimiento de los colombianos de bien que no quieren ver a su patria convertida en un nuevo Estado Libre Asociado.