03 Jun, 2018 | Con tan diminuta y linda que es la vida, es simplemente una estupidez desperdiciarla en la tristeza y el drama, en el enojo y la rabia, en el odio, en los celos. Úsala para el amor, para el arte creativo, para la amistad, para la meditación, y usada así, esa energía te sirve para flotar a grandes alturas, y mientras más alto llegues, mayores fuentes energéticas te serán disponibles en el punto más alto de la creación que es Dios.

No disfrutamos de la vida básicamente por miedo a perderla, por miedo a morir, y si tenemos miedo a perderla, ya estamos muertos y esa es la causa por la cual nos volvemos controladores.

Las personas controladoras siempre están nerviosas, porque en lo profundo ocultan un torbellino, siempre son desconfiadas. No tiene sentido estar nervioso, lo que tiene que ser sucederá. Cuando abandonas el control, entonces fluyes, no tienes expectativas al futuro, no tienes que estar fingiendo en forma permanente. Así, ¿por qué tendrías que estar tenso, nervioso, cauteloso?

Si abandonas tu control por miedo a perder algo o a alguien, la energía vital penetra en tu cuerpo y se mueve en todas las direcciones y todas las represiones saldrán a la superficie.

Pero la gente anda rígida, con frialdad, han aprendido a tocar a otros sin tocarlos, a ver a otros sin verlos, saludan desde lejos y casi nunca se abrazan, se convierten en cadáveres ambulantes mientras la naturaleza baila en esta bella vida.

Debes ser total haga lo que hagas. Meditar te lleva a ser dichoso, inocente, alegre, total, y luego el amor sucederá por sí mismo, entonces estar en la vida es hermoso, estar con una pareja es hermoso, y estar solo también es hermoso.

Te relacionas pero haces de tu relación una cárcel, esa cárcel surge del miedo.

Al relacionarte están juntos mientras las cosas están bien y comparten, y si ves que ha llegado el momento de partir porque los caminos se separan, dices adiós con mucha gratitud.