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Perreras
Son muy frecuentes los accidentes mortales. Personas que caen de los vehículos en marcha, o volcamientos que multiplican la tragedia. En la práctica, las perreras son auténticos carromatos de la muerte. El lunes pasado, por ejemplo, en un accidente de ese tipo fallecieron en Mérida 11 personas, entre ellas un bebé, dos niños y tres adolescentes. Aunque viajaban en una perrera, no eran perros; eran seres humanos.
Manuel Narváez | narvaezchacon@gmail.com

31 May, 2018 | Actualmente en nuestro empobrecido país una perrera no es un "coche municipal destinado a la recogida de perros vagabundos o abandonados", como se define en el DRAE, sino cualquier esperpéntico vehículo puesto al servicio del transporte público. Las perreras son una afrenta en contra de la dignidad humana, no ofrecen condiciones mínimas de seguridad; pero cuando asoman en cualquier abarrotada parada, la muchedumbre abrumada por la fatiga, la larga espera y la desesperación, las toma por asalto.

Son muy frecuentes los accidentes mortales. Personas que caen de los vehículos en marcha, o volcamientos que multiplican la tragedia. En la práctica, las perreras son auténticos carromatos de la muerte. El lunes pasado, por ejemplo, en un accidente de ese tipo fallecieron en Mérida 11 personas, entre ellas un bebé, dos niños y tres adolescentes. Aunque viajaban en una perrera, no eran perros; eran seres humanos.

Los perros venezolanos tampoco la tienen fácil. Es cada vez más raro encontrar colas que se agitan felices, pelambres que invitan a la caricia y ojos vivos que desbordan simpatía; por el contrario abundan los sacos de huesos famélicos, con la piel enferma y los ojos tristísimos que terminan convertidos en manchas oscuras sobre el asfalto.

Lo más grave de la pobreza no es el sufrimiento que nos causa la imposibilidad de satisfacer necesidades elementales. Lo verdaderamente grave es la deshumanización del venezolano. ¿Cuántos de quienes leen esta nota se enteraron de la tragedia en Mérida? ¿Y cuántos, de verdad, se sintieron conmovidos por ese drama?

La deshumanización avanza al mismo ritmo de vértigo con el que se despliega la feroz crisis hiperinflacionaria. Sin embargo, algunos ya completaron el proceso: nos gobiernan unas bestias absolutamente insensibles, incapaces de condolerse frente al sufrimiento que causan.




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