24 Abr, 2018 | A los 98 años falleció Andrés Eloy Bermúdez, conocido popularmente como “El Bachiller Bermúdez”, un porlamarense integral que nació el 16 de noviembre de 1916. Hombre sencillo, pero con autoridad y don de mando, nieto del general Bermúdez, presidente del estado de 1923 a 1925, en el período gomecista. Estuve en su último cumpleaños y luego de saludarlo, sorprendentemente lúcido me preguntó cuales eran, según mi opinión, las razones por las cuales esta gente sigue mandando.

En 2012, el Bachiller Bermúdez fue uno de nuestros entrevistados para un trabajo periodístico denominado “Nueva Esparta bajo la dictadura perezjimenista”, publicado en el diario La Hora de Porlamar. En esa entrevista nos dijo que fue preso consuetudinario de esta etapa histórica. Al preguntarle cuántas veces cayó preso en ese entonces, contestó “¡Carajo, perdí la cuenta!”.

Yo estuve preso en Porlamar, Juan Griego, La Asunción, El Valle y Pampatar. Siempre me detenía la Seguridad Nacional. Contaba que después de una protesta por la muerte de un compañero de su partido URD, quien estaba preso y que según sus familiares había fallecido de un infarto porque la policía impidió que le ingresaran sus medicamentos, lo detienen de nuevo y lo expulsan de la Isla con la orden de presentarse en la oficina de Pedro Estrada, director de la Seguridad Nacional.

En 2017, participó junto a Asela “Chela” Díaz y Patricio Quilarque en el acto “Luchadores por la democracia” en el marco de la III Feria del Libro, evento auspiciado por la Universidad de Margarita.

El Bachiller Bermúdez se sentía orgulloso de su pasado y nos confesó no arrepentirse de nada. En ese trabajo me expresó: “Yo soy un luchador”. Nunca he sido incondicional de nadie. Mi padre, Jesús María Bermúdez, hijo del general Bermúdez, me enseñó a ser rebelde. No quiero galardones ni reconocimientos. Todo lo que he hecho es por mi voluntad y he cargado con las consecuencias de ello. No sigo hombres, sigo ideas y te digo una cosa: “Prefiero barrer el suelo con la lengua antes de cometer una traición a mis ideales”.

Y así fue el Bachiller Bermúdez hasta su muerte. Un hombre digno y valiente. Un demócrata a toda prueba y un neoespartano de excepción.
Vaya nuestra palabra de aliento y solidaridad a doña Carmen su esposa, hijos, nietos y demás familiares de este noble guayacán insular. Honor a quien honor merece.