El desencanto político marca las elecciones presidenciales en Paraguay / Foto: CORTESÍA www.clarin.com

22 Abr, 2018 | Con el cumplimiento de la distribución de material electoral, los paraguayos se preparan para la jornada que celebrarán este domingo, cuando se elegirá al presidente de la nación, 45 senadores (con 30 suplentes), 80 diputados del poder legislativo, 17 gobernadores e igual número de juntas departamentales y 18 miembros del Parlamento del Mercado Común del Sur (Mercosur).

Los habitantes del país suramericano, quienes tradicionalmente muestran baja participación en las campañas, podrán votar en 21.020 locales de votación dispuestos, y se debaten entre los candidatos Mario Abdo Benítez, del Partido Colorado, quien se mantiene como favorito en las encuestas con un apoyo que ronda el 55% y Efraín Alegre, candidato de la oposición, que concentra entre 31 y 32%. Los otros ocho candidatos solo poseen 2% de intención, informaciòn de AVN.

Los debates televisados y las constantes publicación de sondeos presidenciales han permitido que los más de 4 millones de paraguayos que están habilitados para votar se involucren más en la contienda electoral.

Proyectos conservadores

En el proyecto de los candidatos que concentran la mayor intención de voto no figuran grandes reformas para el país que, a pesar de poseer una economía pujante, con el 4% de crecimiento anual desde hace 10 años, cuenta con cuatro millones de habitantes sumergido en la pobreza.

A ese cuadro se suma la inexistencia de una política que atienda a los casi 100.000 indígenas que se encuentran en el país y que no tienen una ley que los proteja.

Abdo Benítez plantea medidas radicales para eliminar la corrupción; no obstante, no cuenta con una propuesta que logre cambiar las políticas sociales que se implementan en esta nación y que hace que hoy en día se cuente con un índice de pobreza de más del 28% y una tasa de desempleo de 8,3%.

Su contrincante, Efraín Alegre dice que si es elegido como mandatario de Paraguay "será el presidente del pueblo"; sin embargo, no plantea reformas radicales para, además de acabar con la pobreza y el desempleo, lograr un sistema incluyente e igualitario.