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La Psicopolítica
La libertad individual como bien lo apuntó Marx (Ideología Alemana), representa un ardid, una trampa del capital. El concepto de la “libre competencia” que se fundamenta en la idea de la libertad individual es nada más y nada menos que la “relación del capital consigo mismo, es decir, con otro capital”.
Félix Roque Rivero

19 Abr, 2018 | Un joven amigo que reside y estudia psicología en un país de América Latina, me envió recientemente un libro de esos que te enganchan en la lectura, independientemente de su complejidad o no. Se trata del libro “Psicopolítica”, escrito por el filósofo surcoreano Byung-Chul Han. (España, 2015). Muchas veces, la rutina del día a día nos condena a ver lo que creemos es o lo que nos inducen a ver. El poder ha adquirido una visión multiforme que se torna casi imposible vislumbrar hacia dónde se dirigen los dictámenes de quienes imparten órdenes desde las alturas. La noción de libertad como concepto ha entrado en crisis y en lugar de liberar al ser humano, lo aprisiona, lo condena, lo llena de coacciones que le esclavizan. El neoliberalismo, tendencia a la cual muta el capital, es la expresión eficiente, incluso inteligente para explotar la libertad.

La libertad individual como bien lo apuntó Marx (Ideología Alemana), representa un ardid, una trampa del capital. El concepto de la “libre competencia” que se fundamenta en la idea de la libertad individual es nada más y nada menos que la “relación del capital consigo mismo, es decir, con otro capital”. Mientras se compite “libremente” el capital va en crecimiento. En la llamada libre competencia no se libera a los hombres, señala el autor. Quien vive en perfecta y odiosa libertad es el capital. De esta realidad nos damos muy poca cuenta. De eso trata la psicopolítica: de hacernos pensar en lo que no es, lo que no existe. De oprimirte de manera inteligente mediante la seducción. La visión marxista de la lucha de clases entre proletarios y burgueses se ha trastocado al punto que el capital ha convertido al trabajador en empresario, un pobre empresario que carece de fortuna, que no controla los medios de producción, pero que llega a pensar como empresario y se comporta frente a los de “su clase” como tal. La única posesión que le queda a los proletarios, literalmente expresado, son sus hijos y a veces ni eso.

Las llamadas redes “sociales” son ofrecidas como estamentos donde la libertad de comunicación es “ilimitada” cuando la realidad es que son instrumentos reducidos a la noción estúpida de un “me gusta” que nada dice al emisor pero sí mucho al receptor. Se trata de un miserable botón a través del cual vigilan y controlan al individuo sin que éste se percate. La psicopolítica digital trastoca la libertad individual y conduce nuestra voluntad a un poderoso e inteligente mecanismo de clasificación de información. El “Big Data” anuncia el fin de la persona y de la voluntad libre. Se impone la voluntad del “Big Brother”.

En la psicopolítica, el individuo no es consciente del dominio y sometimiento que contra él se comete. En es verdad un sistema opresor que no te maltrata físicamente, que te enamora, te seduce y te controla de manera inmisericorde. Mucho de lo que hoy ocurre en Venezuela puede ser explicado y comprendido a través de la psicopolítica. Se trata de un poder inteligente que se amolda a la psique, la coacciona, la oprime. Basta con colocarte un televisor en el cuarto y un smartphone en el bolsillo. Lo demás es simple… si tú lo permites.
Abril, 15, 2018.




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