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29 de marzo de 2024





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“Mi primo hermano” (y II)
En esas sociedades matrilineales, la norma matrimonial predominante es la que se da entre los primos cruzados, es decir, entre los hijos de un hermano varón y una hermana hembra los cuales pueden establecer uniones maritales entre sí por cuanto no son considerados parientes. Por el contrario, la progenie de dos hermanos varones o de dos hermanas hembras se identifica con la terminología de primos paralelos, es decir, como si fuesen hermanos de tal manera que las relaciones sexuales entre éstos son reconocidas como incestuosas.
Francisco E. Castañeda M. | fran.caman@hotmail.com

19 Mar, 2018 | Ahora bien, en virtud de ese intenso proceso de mestizaje ocurrido, el cual trajo como resultado el surgimiento de la ilegitimidad infantil, la estructura parental distintiva de esa organización social fue alterada significativamente por cuanto la responsabilidad de cuidar y formar al niño ya no sería competencia de su tío materno sino, en principio, de su padre biológico de origen hispano quien, ajeno totalmente a ese modo de vida, no mostró ningún interés al respecto, por tanto, tendrá que ser la madre quien deba entonces responder por el cuidado de sus hijos y llevar las riendas del hogar. Es así, de esta manera, como la mujer guaiquerí. al no tener prácticamente ninguna alternativa, se convirtió en una madre soltera debiendo encargarse personalmente de la atención y cuidado de sus hijos.

En esas sociedades matrilineales, la norma matrimonial predominante es la que se da entre los primos cruzados, es decir, entre los hijos de un hermano varón y una hermana hembra los cuales pueden establecer uniones maritales entre sí por cuanto no son considerados parientes. Por el contrario, la progenie de dos hermanos varones o de dos hermanas hembras se identifica con la terminología de primos paralelos, es decir, como si fuesen hermanos de tal manera que las relaciones sexuales entre éstos son reconocidas como incestuosas (Véase, Harris, M., 1981: 287 y Kottak, C.P., 1999: 296).

Al respecto, pudiésemos inferir que nuestra usual locución: mi primo hermano, lleva implícita una idea de fraternidad derivada de esa ancestral regulación propia de las sociedades matrilineales, según la cual los primos paralelos eran considerados prácticamente como hermanos. A ello debemos añadir el hecho de que la estructura de parentesco predominante en algunas etnias africanas, cuyos integrantes fueron deportados de manera forzosa hacia estas tierras, también fue de tipo matrilineal: “La mayor parte de los pueblos bantúes del África Central reconocen la filiación matrilineal y muchos de ellos practican el matrimonio matrilocal (Richards, A.I., 1982: 235). Sobre el particular, el destacado investigador venezolano ya fallecido Juan Liscano, afirma que “la cultura africana predominante en Venezuela fue la bantú” (Liscano, J. 1950: 27).

Relacionado con el caso que nos ocupa, la investigadora Cecilia Ayala Lafée, nos comenta lo siguiente: “En Margarita, hasta hace poco, los matrimonios mejor vistos en las familias han sido aquellos en que los cónyuges están emparentados por lazos de sangre, es decir, uniones efectuadas entre primos hermanos, cruzados o paralelos” (Ayala L., C., 1994-96: 80). Cabe suponer entonces que de esta inveterada costumbre deriva nuestro conocido decir: “carne de prima también se come”.




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