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“Mi primo hermano” Esta forma muy particular de tratamiento entre los margariteños y bastante frecuente también en algunas localidades del oriente del país, al igual que la conseja: “la mujer margariteña es la cabeza de casa, la jefa de familia, porque el marido debe ausentarse a cumplir con la faena pesquera” y el refrán: “carne’e prima también se come”, en nuestra opinión, tales expresiones pudiesen tener su origen en la época colonial como resultado del intenso proceso de mestizaje biológico llevado a cabo entre nuestras tres matrices genésicas: amerindia autóctona, hispana y negroafricana y la forma de relacionarse entre sí, sobre la base de sus respectivos sistemas de parentesco. Antes de continuar, es menester destacar que, en la España de ese momento, el rey solía usar el vocablo “primo” en sus correspondencias privadas como una forma de tratamiento para dirigirse a las personas principales del reino (Pequeño Larousse Ilustrado, 1999: 823). Francisco E. Castañeda M. | fran.caman@hotmail.com
12 Mar, 2018 | “¡Epa! Licho, mi primo hermano, ¿cómo está todo?”. “Despreocúpate mija linda, que mi primo hermano Colacho arregla eso”. Esta forma muy particular de tratamiento entre los margariteños y bastante frecuente también en algunas localidades del oriente del país, al igual que la conseja: “la mujer margariteña es la cabeza de casa, la jefa de familia, porque el marido debe ausentarse a cumplir con la faena pesquera” y el refrán: “carne’e prima también se come”, en nuestra opinión, tales expresiones pudiesen tener su origen en la época colonial como resultado del intenso proceso de mestizaje biológico llevado a cabo entre nuestras tres matrices genésicas: amerindia autóctona, hispana y negroafricana y la forma de relacionarse entre sí, sobre la base de sus respectivos sistemas de parentesco. Antes de continuar, es menester destacar que, en la España de ese momento, el rey solía usar el vocablo “primo” en sus correspondencias privadas como una forma de tratamiento para dirigirse a las personas principales del reino (Pequeño Larousse Ilustrado, 1999: 823). Sin embargo, consideramos que esa referencia no tiene mayor relevancia en lo que respecta al tema que nos ocupa. La hemos mencionado simplemente como una nota informativa.
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