Nadal sintió molestias en su pierna derecha. / Foto: CORTESÍA

23 Ene, 2018 | Rafael Nadal perdió este martes el tren de las semifinales del Open de Australia ante Marin Cilic y ante el infortunio de una nueva lesión en tierras australianas. Con 4-1 abajo en el cuarto set, el balear se vio obligado a pedir la presencia en pista del fisioterapeuta del torneo. Había sentido que algo no iba bien con su pierna derecha, publico el diario Marca en su portal web.

Desde entonces, su movilidad fue reducida a la mínima expresión. Cualquier otro se hubiese retirado pero no el campeón de 16 grandes, que siguió luchando hasta el segundo juego de la quinta manga hasta ceder finalmente por 3-6, 6-3, 6-7(5), 6-2 y 2-0.

"Noto la pierna que no está en el sitio adecuado", le explicaba al fisioterapeuta de la organización. Rafa aguantó dos juegos más en el quinto y definitivo asalto antes de dar la mano al árbitro y a su rival. No quería poner en riesgo lo que resta de temporada. Cabe recordar que el número uno mundial se borró a finales de diciembre de la exhibición de Abu Dabi y después del Open 250 de Brisbane por molestias en la rodilla derecha. Llegó por primera vez sin rodaje a Melbourne y el cuerpo le ha jugado este martes una mala pasada.

Los dos protagonistas mantuvieron en blanco su primer servicio. Pero fue a partir del cuarto juego cuando el croata empezó a sufrir. Rafa empezaba a ponerle una marcha más al partido y estaba por ver si su rival iba a seguirle o se iba a quedar por el camino. Es verdad que Marin fue campeón del US Open en 2014 pero también lo es que, desde entonces, solo ha ganado cinco torneos.

Nadal mostraba un 80 por ciento de efectividad con el saque. Parecía imposible que Cilic le hiciera un break. Hay momentos en que el croata se convierte en una escopeta de feria. Una doble falta le dio al número uno la primera oportunidad de rotura en el sexto juego. Un error no forzado con su derecha le dio una segunda tentativa al mejor tenista del planeta. A la tercera tampoco convirtió el break Nadal, precipitado ante los regalos que le venían del otro lado de la red.

Marin seguía jugando con fuego. Cuarta pelota de rotura que salvaba. Su porcentaje de primeros era del 57 por ciento de efectividad. Paupérrimo para un Top 10 que pretende hacer frente a Rafa. Lo que pasa es que cuanto más fácil se lo ponía Cilic mayor era el error no forzado del manacorí.

Firmaba las tablas a 3-3 y Nadal se quedaba con un preocupante 0/5 en roturas. Eso le dejó tocado e inmediatamente después sería Cilic el que tendría su oportunidad. Saque directo del manacorí al que no le corría la derecha como en los grandes días.

La igualdad en el tanteo se mantuvo hasta el octavo asalto. El croata no podía sacar peor y delante estaba el mejor restador del circuito. A la séptima fue la vencida. Marin las veía pasar todas cuando el intercambio era de más de dos golpes. Se animaba porque no le quedaba otro remedio pero estaba perdido. Cada vez que soñaba en hacer algo se encontraba un punto de saque del otro lado.

Cilic se fabricó otra opción de break en el cuarto juego de la continuación. Nadal la salvó como si nada. Está acostumbrado, desde hace muchos años, a vivir en el alambre. Rompió el servicio de su rival cuando quiso, que fue justo después para liderar el marcador por 3-2. Esta vez le tocó al croata recibir una amonestación por tiempo. Y llegó con doble falta.

Marin tuvo su reacción empatando primero a tres. Rafa había puesto una marcha menos. En un visto y no visto, el español estaba por debajo en el resultado y en el tenis. Le pegaba tarde a su derecha y eso le costó un segundo break y el segundo set. Cilic había encadenado cuatro juegos ante un jugador en medio de una pájara.

La situación ya la había vivido el primer favorito en el partido anterior con Diego Schwartzman. Las razones de las tablas había que buscarlas en el escaso 30 por ciento de puntos con el segundo saque. La derecha paralela del croata era un martirio.

La movilidad de Nadal empezaba a ser reducida. Llegaba tarde a las bolas. Marin desperdició un punto de break con un revés que era un presente para su adversario. Otra cosa es su derecha, como un martillo. El partido estaba de su lado. Dos opciones más de rotura en el séptimo juego. Rafa seguía de pie y pedía a uno de los voluntarios que se llevara tres raquetas a encordar. Cambia de arma cada ocho juegos.

Nadal dispuso de una pelota de set con 5-4. Su rival la neutralizó en la volea. El desenlace se marchó a la muerte súbita y, como casi, siempre, la ganó el manacorí.

Lo que pasa es que el lenguaje corporal de Nadal hacía tiempo que no era el mejor. Le costaba correr, le costaba arrancar y con 1-4 abajo en el cuarto set, pidió la presencia del fisioterapeuta. Se dolía de la parte alta de la pierna derecha. Recibió un masaje en la zona mientras se tapaba la cara con la toalla.

Remontó luego tres puntos de 1-5. Pero ya iba cojeando demasiado. Perdió la manga. No quería retirarse pero tuvo que hacerlo para no romperse.