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Solidarios con la Iglesia
"Bandidos, diablos con sotana, fariseos" y otros epítetos han formado parte del arsenal de descalificaciones utilizados por Chávez y Maduro contra los miembros de la Conferencia Episcopal, entre quienes podemos mencionar a los cardenales Velasco, Castillo Lara, Urosa Savino y Baltazar Porras y los monseñores Lückert, Pérez Morales, Padrón, López Castillo y Basabe.
Luis Longart Guerra

23 Ene, 2018 | Quizás desde el mandato de Guzmán Blanco ningún gobernante había peleado tanto con la Iglesia Católica como lo han hecho estos señores que representan el llamado socialismo del siglo XXI, considerado el mayor fracaso político y económico de los últimos tiempos y los peores gobiernos de la historia republicana.

"Bandidos, diablos con sotana, fariseos" y otros epítetos han formado parte del arsenal de descalificaciones utilizados por Chávez y Maduro contra los miembros de la Conferencia Episcopal, entre quienes podemos mencionar a los cardenales Velasco, Castillo Lara, Urosa Savino y Baltazar Porras y los monseñores Lückert, Pérez Morales, Padrón, López Castillo y Basabe.

El último ataque fue en cadena nacional durante la presentación de su "memoria y cuenta" ante la fraudulenta asamblea constituyente, cuando el presidente Maduro solicitó a cuatro instancias de los poderes del Estado revisar lo expresado por monseñor López Castillo, arzobispo de Barquisimeto y Víctor Hugo Basabe, obispo de San Felipe, en las homilías del Día de la Divina Pastora, señalando que son "acciones que constituyen verdaderos delitos de odio".

¿Y qué fue lo que dijeron los prelados de la Iglesia Católica en ese acto en Barquisimeto?

Monseñor Basabe no dijo nada distinto a la ratificación de la Exhortación Pastoral "Jesucristo, Luz y Camino para Venezuela", emitida a principios de 2017 por la jerarquía católica que expresaba: "Escasez de medicinas y alimentos, deterioro extremo de la salud pública, alta desnutrición de niños, altísima inflación, odio y violencia política, elevados índice de delincuencia e inseguridad que dibujan un oscuro panorama que se agrava cada día que pasa". "Un país que nos duele a todos y el clamor y la angustia de la gente son también nuestros".

Tales afirmaciones representan un testimonio crudo, valiente y realista que toma posición ante la grave crisis que vivimos.

Para Maduro, repetir esas verdades es un delito. Quiere callar la voz de la Iglesia y eso no lo va a lograr nunca. Por eso, monseñor Basabe respondió diciendo: "No tengo miedo, señor Maduro, la cobardía no es lo mío. Mi conciencia nada me reprocha. Mi único delito parece ser el servir a la verdad, que es lo único que hace libre a los hombres. Sabía que mis palabras molestarían a quienes en el fondo de su conciencia saben que son responsables de la tragedia que vive este pueblo al que amo hasta los tuétanos".

Vaya, pues, nuestra solidaridad con los cardenales, obispos y sacerdotes que son los pastores de nuestra querida Iglesia Católica venezolana.




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